El Umia vuelve a ser noticia por el pésimo estado de la calidad de sus aguas y el riesgo grave para el abastecimiento provocado por el embalse de Caldas. Es noticia por ello, pero no debería serlo. No debería ser algo novedoso pues su calamitoso estado es el resultado único y conocido de un conjunto de actuaciones que desde 1996 se han dirigido en exclusiva a favorecer un proyecto hidroeléctrico sin importar el Estado de Derecho y el imperio de la Ley ni que lo haga el agua de boca de miles de personas y el engaño acerca de las inundaciones. Con razón, se recoge de modo sobresaliente en la obra Aguas limpias, manos limpias: Corrupción e irregularidades en la gestión del agua en España. El vandalismo institucional y la prepotencia empresarial se han atrevido a tirar a la basura los pronunciamientos judiciales que declaran de modo firme la ilegalidad del proyecto y sus expropiaciones, en el que se emplearon argumentos y técnicas que harían sonrojar al más atrevido, como echar mano de un estudio de impacto ambiental de un proyecto de Huelva o no prestar la atención debida a los riesgos geotécnicos, a la vez que para beneficio particular se abusaba de la Guardia Civil para reprimir a quienes se han quedado sin sus propiedades, algo que nos recuerda el caciquismo del siglo XIX. A ello se le suma el problema de la contaminación por algas, que se intenta remediar con tecniquerías que no pueden ocultar este desastre anunciado. Entendemos que la única solución legal y razonable es declarar de oficio la caducidad de la concesión y proceder a la demolición de la presa con cargo al concesionario, acudiendo a fuentes alternativas de abastecimiento como las aguas subterráneas, más eficientes que las fluviales e indemnes a las sequías. Como colofón ineludible contamos con la debida respuesta con luz y taquígrafos ante un juez de quienes promovieron esta barbaridad propia de un régimen autoritario. Solo así dejará de ser noticia este esperpento digno de Valle-Inclán.
La solución es declarar la caducidad de la concesión y tirar la presa