Empecé a oír hablar de don Venerando y sus historias al músico César Dios, Diosiño. Me lo describía como una especie de Robin Hood gallego de la época, que cometía fundamentalmente sus asaltos fuera. Y que incluso lo repartía aquí con su gente. Me llamó muchísimo la atención y decidí incluir su historia como una de las que se cuentan en las visitas guiadas por el Lérez que se presentaron en la feria de turismo Ferpalia. Quería recuperar su memoria y también la tradición de «moinantes y carteristas» de Lérez, porque al parecer él fundó una escuela. Dicen que tenían un maniquí con unos cascabeles para ensayar, y claro, cuando sonaban era que lo estaban haciendo mal. Bromeaba también mucho con el cura, al que le robaba el reloj o la cartera. En esas visitas, que se celebrarán a partir de ahora los primeros fines de semana de cada mes, recordaremos a Venerando, un personaje con aventuras dignas de una novela.