La cultura es cosa de niños

maría conde PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Los más pequeños acaparan la atención de los museos e incluso de propuestas culturales para mayores, como el festival SonRías Baixas

21 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Si usted roza la treintena, piense en las veces que pisó un museo cuando era niño. Seguramente, no pasaría de la tradicional visita guiada escolar. Y si es usted padre, probablemente se sorprenderá de la cantidad de actividades que tienen ahora a su alcance los más pequeños para absorber cultura y a la vez diversión en estos espacios reservados tradicionalmente a la contemplación del arte.

El Museo de Pontevedra es un ejemplo de esta filosofía de centro cultural vivo. Este verano, son 120 los niños que participan en los talleres infantiles que les introducen no solo en la cerámica o la pintura, sino a la vez en los ricos fondos que albergan las distintas salas de la entidad. La atención al público infantil es una apuesta que dura ya varios años y que, como explica la diputada provincial Ana Isabel Vázquez, «trata de crear ese gusanillo para que los niños vean que el Museo es mucho más que un sitio donde guardar objetos muy valiosos».

El Museo Massó de Bueu, enfocado a la historia del mundo marítimo, es otro ejemplo de actividad dirigida a los niños durante todo el año. Hay propuestas a partir de tres años, e incluso algunas dirigidas a toda la familia, «de manera que las madres, los padres y los hermanos mayores pueden compartir su tiempo en el Museo y participar juntos en la misma actividad», como señala la directora Covadonga López.

El descubrimiento y la experiencia directa con los objetos originales que se exponen en este museo y con el pasado que representan busca «hacer más accesible a los niños la información que nos ofrecen sobre la gente que los empleó y sobre la época la que fueron útiles». «Con ello pretendemos no solo aumentar su bagaje cultural mientras pasan un rato agradable, y también motivarlos y educarlos en la valoración de nuestro patrimonio», añade.

Navegar por la ría

En verano, sin duda la propuesta estrella es la «experiencia única» de navegar por la ría de Pontevedra en antiguas embarcaciones de madera. «Les permite conocer de cerca el arte de la navegación a vela, los distintos sistemas de pesca, la explotación de las bateas, las señales de los faros, etcétera -añade López-. Está previsto organizar varias singladuras didácticas en el mes de agosto». Las plazas, como es natural, suelen agotarse, y se anuncian una semana antes.

Y también Bueu es escenario de otra de las sorpresas culturales a nivel infantil del verano, que no es otra que la posibilidad de que los niños puedan tener también su primera experiencia en un festival musical nocturno, el SonRías Baixas.

Siete horas

El evento ofrece los días 2 y 3 de agosto la posibilidad de que los padres puedan escuchar durante siete horas a sus grupos favoritos, mientras dejan tranquilamente y a buen recaudo a sus pequeños en el espacio Peque SonRías Baixas, habilitado dentro del recinto de los conciertos, aunque como es lógico a la mayor distancia posible del escenario.

Esta ludoteca nocturna -de 21 horas a 4 de la madrugada- está pensada para pequeños de 3 a 10 años y ocupará una superficie de 500 metros cuadrados, donde no faltarán ni los hinchables ni las consolas, talleres o juegos de animación, así como un servicio de comedor para darles la cena.

«Tenemos espacio para que puedan dormir, sobre todo los más pequeños, con hamacas y colchonetas -señala Marina López, del centro lúdico A Illa dos Nenos, que se ocupa de esta faceta del festival-. El recinto está lo más alejado de la zona de conciertos, aunque evidentemente ruido va a haber, pero también consiste en que ellos vean el festival en un entorno seguro, tanto acústicamente como en todos los sentidos».

Frente a quien pueda poner alguna pega en que niños de esas edades puedan estar a esas horas en un lugar de conciertos, Marina defiende esa seguridad y apela al hecho de que muchos asistentes vendrán de otros puntos de Galicia para asistir a las dos jornadas de actuaciones. «Habrá gente que no tendrá la posibilidad de dejar a los niños para venir y ¿por qué no puede disfrutar de un concierto siendo padre o madre? En este caso pensamos en esta actividad para esto, que tengan la tranquilidad de disfrutar el festival con sus hijos. Y un concierto forma parte de la cultura, no tiene nada que desmerecer frente ir al teatro. Es una experiencia más. Nosotros lo enfocamos así, como una experiencia más para que vivan los niños». Solo habrá cincuenta plazas y los precios oscilan entre los 28 euros de un día y los 50 de los dos. Sin duda, la cultura es más que nunca una cosa de niños.