Los reyes del Carnaval cuelgan el disfraz

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

El cansancio lleva a los integrantes de Amoriños de Bora a acudir este año al desfile de comparsas por última vez

22 feb 2020 . Actualizado a las 23:29 h.

Todavía están asimilando que este será el último año que desfilen en Carnaval. Con su adiós, Pontevedra perderá a la comparsa más premiada. Empezaron a desfilar en el año 1991 y cinco años después se colaron entre los tres primeros. No se volvieron a bajar de ahí. «Nunca bajamos del segundo puesto y una veintena de veces fuimos los primeros», explica el presidente de la asociación Amoriños de Bora, José Manuel Corbacho. Siguen conservando la misma amistad que hace tres décadas, las mismas ganas y la misma pasión por el Carnaval, pero el cansancio ha empezado a hacer mella en este grupo de amigos que ha decidido dar un paso al lado después del desfile de este año». Son muchas horas, muchos ensayos, físicamente estamos cansados, tenemos que estar seis meses trabajando, así que seguiremos disfrutando del Entroido, pero sin comparsa», indica Corbacho con más pena que alegría.

Antes de bajar el nivel y echar por tierra una trayectoria tan fructífera, han decidido dar un paso a un lado. «Estamos los mismos que hace años, el núcleo duro será unos cuarenta, pero después, el día del desfile, se puede llegar a los sesenta», comenta su responsable, que asegura que «no es fácil mantener el nivel, llegado hasta aquí, cada vez quieres más».

No hay nada más claro para calibrar el esfuerzo del trabajo, cuando se dan cifras. Y ahí es cuando uno se da cuenta de todo lo que tiene detrás una comparsa. Este año colocan hasta 15.000 piedrecitas en las ropas de los que desfilan y cubrirán con una cinta de remates más de seis mil metros de tela. Estos números se transforman en trabajo, en tantas horas de sacrificio después de la jornada laboral, que empezaba a ser inasumible. Aunque hay gente joven en la agrupación, Corbacho reconoce que «sin nosotros no querían seguir». Esos chavales que empezaron con poco más de 18 años se acercan ya a los 40. Y no es solo la mano de obra, hay detrás muchas horas de ensayo.

En sus casi 30 años de vida solo hubo uno en el que no saliesen a desfilar. En 2013 no tenían el cuerpo para mucha celebración. El año anterior había sido complicado para la comparsa, con accidentes graves y en diciembre, con la muerte de los integrantes más queridos, que estaba con ellos desde el principio. El fallecimiento de José González Diéguez, conocido como Pepe Brísuela, dejó a la agrupación tan tocada que no tenían ganas de Carnaval. Fue la única vez que Amoriños de Bora se quedó en casa. Ese año y a partir del próximo no desfilarán los reyes del Entroido. «Igual volvemos a retomar las Murgas, podemos seguir haciendo la parodia o nos presentaremos como grupo, pero no desfilaremos», indica el responsable y fundador de una agrupación que cada noche acude al colegio de Bora a trabajar para el gran día.

El Carnaval empieza para Amoriños de Bora cuando acaba el anterior. Tan pronto como acaban un año empiezan a pensar en el siguiente. Antes de mayo ya queda el armazón preparado y después de la Feira Franca ya arranca el trabajo más duro. Esta rutina tan exigente les ha agotado. Aunque en el 25 aniversario de la agrupación ya querían dejar las comparsas, los más jóvenes les pidieron seguir. Y lo hicieron, pero ahora ya no hay vuelta a atrás. En el 2020 será su último desfile después de salir desde 1991, año de su fundación. Corbacho junto a su tío, su hermano, dos amigos y las parejas de todos ellos arrancaron con este sueño de Carnaval una noche en la discoteca Daniel. Ese día decidieron disfrazarse. En ese momento se pagaban 15.000 pesetas por participar tocando música en vivo. En una entrevista publicada en La Voz de Galicia, José Manuel Corbacho recuerda que «ese año fuimos de tuna y nos inscribimos con el nombre de Fulano de tal e uns cantos máis».

Han pasado casi 30 años y ahora saldrán solo para divertirse, dejando a un lado un sacrificio que los merma físicamente y económicamente. A pesar de que será la despedida del desfile, «hay tres músicos que estarán este año con nosotros, llevaban tiempo queriendo venir y al menos, podrán disfrutar de la experiencia».