Víctor Riobó: «Mi mejor experiencia deportiva fue preparar los Juegos con Gómez Noya. Era su liebre»
PONTEVEDRA
El atleta pontevedrés trabajó con el pentacampeón del mundo después de retirarse de la competición
10 ene 2022 . Actualizado a las 10:48 h.A Víctor Riobó le tocó competir con una de las generaciones más fuertes del atletismo nacional. «En otra disciplina podría haber sido el mejor de España», comenta mientras explica como se fue quedando a las puertas del podio en grandes pruebas en las que Reyes Estévez o Fermín Cacho estaban en la línea de salida. El tiempo le ha ayudado a valorar aún más esos momentos en los que sus rivales también le temían. «Ellos me consideraban un rival deportivo, cada vez que competían sabía que les podía ganar. Ese es mi mejor currículo», apunta Riobó, que tira de refranero para explicar lo que siente: «¿Qué es más importante ser cola de león o cabeza de ratón?».
Esa incógnita le acompañará siempre, pero él sabe el papel que ha jugado en 1.500 metros, donde se siente cómodo desde que era un niño. Pero reconoce que cuando uno nace en Pontevedra, no vale con ser medallista en campeonatos nacionales, «aquí lo mínimo es ser olímpico. Tenemos deportistas tan grandes como David Cal, Gómez Noya o Teresa Portela». En el 2004-05 dio el salto cualitativo en su carrera y se posicionó en la élite de los 1.500. «Hice mínimas para un Mundial, pero tenía una generación muy muy buena», dice con cierta nostalgia. Y añade: «Cuando quedé quinto en el Campeonato de España, los cuatro primeros habían sido finalistas en mundiales».
A pesar de todos esos recuerdos que tiene de su carrera como deportista en activo, si tuviese que escoger uno, no lo duda. «Mi mejor experiencia deportiva fue preparar los Juegos con Gómez Noya», advierte. Fue su liebre en las últimas Olimpiadas.
Víctor Riobó dejó de competir en el 2013. Fue un cambio importante en su vida, se hacía a un lado después de haber competido en pruebas nacionales y en los Juegos Iberoaméricanos y Juegos del Mediterráneo, donde quedó séptimo en una selección en la que había 18 atletas que venían de Pekín.
Cuando le tocaba entender el deporte como ocio, recibió la llamada de Javi Gómez Noya. Necesitaba su ayuda. El reto eran los Juegos Olímpicos y Riobó tenía que ser su liebre. Primero empezó yendo a correr con él, pero en el 2016 lo contrató. «Vimos que la colaboración cuajaba y estuvimos dos meses en Lugo, pero la lesión truncó su oportunidad», explica el atleta pontevedrés, que en ese momento vio la frustración que supuso quedarse en el camino. «En el 2020 volvimos a empezar y después de quedar y planificar, tan solo dos semanas después estalló la pandemia», relata Riobó, que por segunda vez veía como los Juegos volaban.
Así que cuando el año pasado puso rumbo a Cozumel (México) para preparar la cita de Tokio no se lo podía creer. «En ese momento pensé, a ver si es de esta. Estar allí con él fue una experiencia deportiva increíble, pero cuando después ves que llegas a los Juegos y que no puedes competir a tu nivel, es muy doloroso», reconoce sobre el resultado de Gómez Noya en Tokio.
Durante los meses de la preparación, Víctor era su liebre. «Yo no hacía el entrenamiento completo, iba marcando el tiempo», explica el atleta pontevedrés, que reconoce que «alguien como Gómez Noya haya hablado conmigo para ayudarle en unos Juegos es lo máximo». Esa experiencia es un bonito recuerdo, quizás el mejor de un Víctor Riobó que cree que nunca llegó a tener el reconocimiento deportivo que se merecía. Sigue saliendo a correr con él cuando el pentacampeón del mundo de triatlón está en Pontevedra, pero ya solo participa en alguna carrera popular.
San Silvestre y media maratón
Aunque ahora ya no compite, es el director deportivo de la San Silvestre y de la media maratón de Pontevedra, que cada año organiza la Sociedad Gimnástica, a la que pertenece. Corre cuatro días a la semana y «estoy enganchado al pádel», comenta sin perder de vista que el atletismo sigue siendo su vida. Estos días empieza a descansar algo después de que el pasado 31 de diciembre se celebrase en Pontevedra una San Silvestre, más silvestre que nunca. Llevan dos años poniendo en marcha una prueba alternativa para seguir manteniendo con vida la carrera popular más multitudinaria del año.
En el recuerdo están la última cita navideña pre covid en la que se anotaron más de siete mil corredores y que batió todos los récords de participación. Este año sabían que eso no se podía obtener, pero «el Concello se atrevió y eso es importante». En la Xunqueira de Alba se organizaron grupos de 150 personas que salían con una frecuencia de veinte minutos. «El resultado fue que la gente se involucró durante todo el día, subían y bajaban del centro a la zona de competición y se anotaron 2.367 personas», apunta Riobó. Es la tercera parte que antes del covid, pero «hace solo ocho años estábamos en esas cifras».
Con los números en la mano, Víctor está feliz. Hace lo que le gusta y en su club de toda la vida, al que volvió como entrenador y ahora como responsable de esta prueba y la media maratón. «Estoy en una etapa personal tranquila, sigo haciendo lo que me gusta», reconoce sobre un deporte que lleva practicando desde los ocho años.
Personal
Nació en Marín en abril de 1980 y su primer club fue el San Miguel, aunque buena parte de su carrera la desarrolló en la Gimnástica.
¿Qué hace? Es entrenador de medio fondo y fondo, además de organizar la San Silvestre y media maratón.