Diego Pérez lamenta que el cierre de la piscina olímpica afecte a una cantera ilusionada con la natación
28 mar 2022 . Actualizado a las 10:43 h.A Diego Pérez se le puede ver casi siempre junto a una piscina. Desde hace años es su hábitat, se mueve como pez en el agua por las instalaciones de Pontevedra. O al menos, se movía hasta hace un par de semana cuando el cierre repentino de la piscina olímpica de Pontemuiños obligó al director técnico del Galaico a moverse fuera del agua tan bien como lo hace dentro. De la noche para la mañana su equipo se quedó si la lámina de agua en la que entrenaba dos horas y media cada día y necesitaba buscar en tiempo récord una solución. Un día sin nadar es mucho para un equipo con deportistas en competiciones nacionales.
La mediación de la Federación Galega de Natación le ayudó en esos primeros días. La piscina de la Escuela Naval se ofreció a dejarles las instalaciones durante cuatro semanas mientras se intentaba buscar una solución al cierre. El CGTD también le cede horas para sus deportistas y de los fondos propios del club pagan alguna hora más en la piscina municipal de Marín. «Buscamos en todos los sitios y nadan días alternos, esa es una mala preparación, no es suficiente con entrenar tres días a la semana. Supera y la Fundación Rías do Sur siguen negociando para intentar reabrir la piscina, pero lo veo complicado», explica Pérez, sobre un cierre repentino que sorprendió a los usuarios del centro el pasado 11 de marzo.
La peor parte de esta decisión se la llevan los deportistas y los clubes. Diego Pérez reconoce que después de años luchando para hacer una cantera fuerte, siente pena de ver como estas decisiones dejan bajas en el Galaico. «Empiezan a verse algunas salidas de niños de siete u ocho años, pero no nos desanimamos, esto nos hace fuertes», subraya Pérez López.
Hace 13 años que llegó al Galaico. Cuando desembarcó en este equipo, venía de una disciplina que poco tiene que ver. Le gustaban las bicis, lo suyo era el ciclismo, pero como buen estudiante de Ciencias para la Actividad Física y el Deporte, pronto probó más. «Empecé en natación para escaparme de otro deporte, comencé como ciclista, pero en la carrera me relacionaba con nadadores y quise probar», recuerda. Las primeras brazadas las dio en salvamento y después hizo las maestrías en natación. «Vamos, que me bajé de la bici y me metí en la piscina», explica Pérez López. Comenzó nadando y en poco tiempo pasó a entrenar. «A raíz del salvamento, me metí en el Galaico. Al principio di cursillo para Supera (la concesionaria que hasta hace un par de semanas gestionaba la piscina olímpica) y de ahí salté a ser director técnico», comenta. Como el mismo dice, este cargo conlleva hacer un poco de todo. «Entreno a los chavales y preparo la documentación para las subvenciones. Me dedico de lleno a la natación», explica.
Disfruta con la cantera
Aunque haga de todo dentro del Galaico, tiene sus preferencias. Y ahí, entrenar a los más pequeños es una de sus debilidades. «Lo que más se disfruta es cuando estás con ellos, con niños y niñas que van a empezar a entrenar y ves como se enganchan poco a poco al deporte», reconoce Diego, al que le duele cuando alguien tiene talento para la natación, pero decide cambiar de deporte. «Es una pena, pero no puedes hacer nada. A veces son los padres quienes los enfocan a otros deportes», subraya el director deportivo del Galaico, que reconoce la exigencia de la natación, con entrenamientos diarios de dos horas y media en agua y una hora en seco. Hay jornadas en las que doblan las sesiones en la lámina de agua para llegar mejor a las competiciones nacionales. «Estar sin Pontemuiños les afecta porque reducen en una hora los entrenamientos en el agua», apunta Diego López.
A pesar de las posibles salidas de nadadores por el cierre de la piscina de Rías do Sur, el responsable del club reconoce que tienen un equipo absoluto muy competitivo con muchos nadadores que lograron la mínima para acudir a concentraciones nacionales. «Tenemos chavales muy jóvenes con una gran proyección, muchos de ellos tiene 14 o 15 años», destaca. El Galaico tiene también algunos deportistas de 13 años, en categoría alevín, que aunque tienen la mínima no pueden competir con el equipo absoluto porque todavía no han cumplido los 14 años. La Federación Española de Natación no lo permite.
Dirige y entrena, pero Diego Pérez también sigue compitiendo. Da igual que apenas tenga tiempo, el deporte lo lleva tan adentro que cada vez quiere más. Participó en el Campeonato de España máster de invierno que se celebró en Pontemuiños unos días antes de cerrar la piscina. «Más que nadar, floto», dice con humor. Cuando optó por la natación fue para «escapar» de la bicicleta, pero ahora empieza a volver a ella y a correr. Tiene en mente participar en un triatlón y acabarlo para que le convaliden la titulación de entrenador de esta disciplina. «Al haber hecho INEF puedes acceder al curso de entrenador, pero tienes que acabar una de las carreras», comenta Pérez López. Esa es ahora su batalla, además de buscar una solución al cierre de la piscina olímpica.