Ponen en valor dos yacimientos arqueológicos en el monte de Bemil, en Caldas
PONTEVEDRA
Los paneles informativos se refieren al castro de Follente y la mámoa de Outeiro
13 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque el Xiabre se llevó el protagonismo días atrás a causa de un incendio forestal que calcinó más de 450 hectáreas, otros montes del municipio de Caldas de Reis también son noticia pero por cuestiones más positivas. La Comunidade de Montes de Bemil acaba de poner en valor dos de los yacimientos arqueológicos situados en sus terrenos con la colocación de paneles informativos. Se trata de potenciar espacios de gran valor con el objetivo de que se conozcan más tanto por parte de los vecinos de la parroquia y del concello como de los visitantes.
Según explicó ayer Elena Cabrejas, arqueóloga de profesión y miembro de la junta directiva de la comunidad de montes, los paneles informativos se instalaron en el castro de Follente y en la mámoa de Outeiro. En el caso del castro el cartel se ubica en el área recreativa situada en una de las antiguas terrazas y zona de acceso del castro, «xa que a croa pertence a propietarios particulares». La actuación se llevó a cabo con fondos propios de la comunidad de montes.
En los paneles informativos se ofrecen datos de interés sobre los dos yacimientos arqueológicos. «O castro é un xacemento do período galaico-romano, un poboado con enormes estruturas defensivas aínda ben visibles, ocupado entre a Idade do Ferro e a Romanización», detalla Elena Cabrejas. Respecto a la mámoa de Outeiro, subraya la secretaria de los comuneros de Bemil que se trata de un enterramiento colectivo del Neolítico, «que normalmente alberga unha cámara funeraria tipo dolmen (o que se coñece como megalitos), o primeiro tipo de monumentos construídos no occidente europeo».
Antes de la pandemia del covid, la Comunidade de Montes de Bemil organizó visitas a los yacimientos. También fue el escenario elegido para la merienda popular con motivo de la Festa do Comuneiro. Para instalar los paneles informativos se pidió permiso a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta y la elaboración de los contenidos corrió a cargo de la empresa Tictura, con la colaboración del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).