El yacimiento de A Lanzada permite desarrollar un método forense que detecta tumbas incluso sin restos

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Las excavaciones en A Lanzada, en Sanxenxo, descubrieron varios enterramientos desde época romana hasta el siglo VI
Las excavaciones en A Lanzada, en Sanxenxo, descubrieron varios enterramientos desde época romana hasta el siglo VI CAPOTILLO

Cinco marcadores en la composición del suelo delatan si alguna vez acogió un cadáver aunque ya no esté presente

17 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El estudio científico de las muestras de arena que se recogieron al excavar dos enterramientos del siglo VI en A Lanzada, en Sanxenxo, ha permitido desarrollar un método forense que sirve para identificar si un área en particular ha acogido un cadáver. Como si de un equipo del televisivo CSI se tratase, el grupo EcoPast, de la Universidade de Santiago (USC), ha publicado sus conclusiones en la revista Scientifc Reports. Han hallado cinco marcadores en la composición del suelo donde se enterró un cadáver que tiene aplicaciones para desentrañar misterios del pasado remoto, pero que también pueden ser utilizados por los forenses en la actualidad si sospechan que en una zona concreta pudo estar enterrado un cuerpo.

El equipo que examinó las muestras de A Lanzada lo lideró Zaira García López, que contó con Antonio Martínez Cortizas, Noemi Álvarez Fernández y Olalla López Costas. Sus conclusiones abren una nueva e inexplorada línea de trabajo.

Zaira explica qué es el necrosuelo, el objeto de su tesis doctoral en la USC. «O necrosolo é todo o solo que está asociado a enterramentos ou cemiterios, o solo que está xusto nas tumbas». La pionera en este campo tan especializado fue una científica checa que lo describió por primera vez en el 2004.

El equipo de EcoPast tiró de la madeja para examinar el necrosuelo de las tumbas de A Lanzada. La excavación realizada por la Diputación en el yacimiento sanxenxino siguió un protocolo muy estricto y avanzado, que permitió hacer el estudio muy específico y más avanzado que el publicado por otros arqueólogos, que se basaban en una muestra o en varias de un cementerio.

«Un oco de estudo»

En el caso de A Lanzada y para este estudio, se escogieron tres cuerpos en dos enterramientos de hace quince siglos, custodiados por la Diputación pontevedresa. Se analizaron muestras de todo el perímetro de las tumbas elegidas. «Nós vimos que había un oco de estudo que non se tiña feito en necrópoles de Galicia, nin da península Ibérica», comenta Zaira. Así que en este caso se trató de un proyecto pionero a nivel estatal. Los análisis se hicieron en su totalidad en la USC a lo largo de un año.

¿Cuáles fueron las conclusiones? Que hay cinco marcadores que coincidentes en la composición del suelo de una parcela revelan que el ese espacio hubo un cuerpo enterrado. Incluso cuando los huesos han desaparecido por el paso del tiempo, el necrosuelo mantiene unas características únicas que revelan su antiguo uso.

La presencia de fósforo en el suelo donde hubo un cadáver era el marcador más conocido, prácticamente el único, con el que contaban los arqueólogos y los expertos forenses. Los expertos de EcoPast afinaron más el tiro y determinaron cuatro más. Por un lado, la descalcificación; por el otro procesos de melanización, es decir, que el sustrato esté más oscuro; en tercer lugar, acidificación; y por último, formación de minerales secundarios.

En el caso de Galicia este hallazgo es todavía más relevante, porque la acidez propia del terreno hace que se conserven muy pocos huesos. A Lanzada fue una excepción porque los cadáveres, que se enterraron en ataúdes de madera —ritual confirmado por el hallazgo de clavos y el color del necrosuelo—, permitieron que se preservasen esqueletos enteros, aunque hubiesen transcurrido más de un milenio y medio desde que se depositaron en la arena de la duna primitiva.

Sus aplicaciones no solo son para yacimientos antiguos. La ciencia forense que estudia casos de personas desaparecidas recientes también puede beneficiarse de este método pionero, novedoso y desarrollado por este equipo arqueológico compostelano.

«Estudamos a influencia dun corpo no solo, que foi o que deixou como impronta»

El estudio sobre los restos óseos de A Lanzada y el suelo de las tumbas es solo una de las múltiples líneas de trabajo que se pueden aplicar sobre los hallazgos realizados en el yacimiento arqueológico, uno de los más importantes de Galicia. El método forense que difunde EcoPast en la revista Scientific Reports es solo una de las líneas abiertas de examen sobre el pasado y que también puede servir para el presente.

Sobre el informe en relación con los marcadores del necrosuelo, Zaira García, máster en Arqueoloxía por la USC, subraya: «Nós o que queremos é que isto se poida aplicar en casos onde, por exemplo, se teña que buscar un sitio onde tivo que haber un enterramento». Añade: «Ao analizar os solos dos puntos que se pensan que puido habelo, se atopamos este conxunto de procesos ou de características do necrosolo, se pode dicir que alí houbo un enterramento, ou se alí non están estas características, entón sabemos que este sitio non é. É dicir, serve un pouco para axudar neste casos».

En efectos prácticos, la búsqueda de estos cinco marcadores permitirá a los arqueólogos confirmar el uso funerario de yacimientos y monumentos antiguos donde no se sospecha o se sabe que hubo cuerpos, pero de los que no quedan restos óseos. También puede tener una aplicación moderna y servir de auxilio en cuestiones relacionadas con investigaciones forenses sobre casos actuales.

«Nós o que estudamos é a influencia dun corpo no solo, que foi o que o corpo deixou como impronta, que é este necrosolo, o resultado da interacción entre o individuo e o lugar onde foi enterrado», concluye.