Un matrimonio con cuatro hijos que se muda de país cada tres años: «Ahora dejaremos Pontevedra por Bali»

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Estelle Grillon, en el aula de yoga en el que trabaja en Pontevedra
Estelle Grillon, en el aula de yoga en el que trabaja en Pontevedra CAPOTILLO

Estelle Grillon reconoce que su manera de romper con la rutina es cambiar su residencia

10 may 2023 . Actualizado a las 10:38 h.

Nadie podrá negar que alguna vez en su vida pensó en romper con todo, con dar un giro radical para enterrar la rutina y echarle sal y pimienta a sus días. Muchos lo imaginan, pero hay pocos que lo hagan. Estelle Grillon y su marido Tristán Siodos dan ese paso cada vez que una ciudad deja de llenarle el espíritu. «Tengo 46 años y me di cuenta de que solo vivo la rutina y no me gusta, mi manera de romper con ella es mudándome», explica Grillon en la sala donde da clases de yoga. Hace unas semanas que junto a su marido Tristán Siodos tomaron la decisión de mudarse. Con ellos se irán sus cuatro hijos de 17, 15, 12 y 8 años. Ellos escogieron Bali como próximo destino y aunque a la mayor le cuesta decir adiós a Galicia, sus padres saben que se adaptará y será feliz. Como ya ocurrió cuando hicieron las maletas en México, Tailandia o Francia.

Esperarán a que Macha, Edgar, Zélie y Arsène, sus hijos, acaben el colegio, meterán su vida en maletas y dejarán atrás Pontevedra por un país en el que todavía no saben dónde se asentarán. «Nos moveremos en tres motocicletas hasta encontrar el lugar que más nos guste», explica la madre. Es lo único que tienen previsto en su agenda para la nueva mudanza. Por el momento no tienen vivienda ni trabajo. Han ahorrado algo de dinero para reiniciar su vida en Indonesia, pero nunca han tenido mucha dificultad para encontrar trabajo. Tristán es buzo y ella, profesora de yoga.

Foto de familia de Estelle Grillon y Tristan Siodos, con sus cuatro hijos en el 2017 antes de mudarse a Pontevedra
Foto de familia de Estelle Grillon y Tristan Siodos, con sus cuatro hijos en el 2017 antes de mudarse a Pontevedra Estelle Grillon

Aunque muchos piensen que estos meses serán de despedidas y lágrimas antes de partir, Estelle, que ejerce de portavoz de la familia, reconoce que ha sabido mantener a raya el apego. «No tengo apego a la gente ni a la tierra», comenta ella.

No cree que eche de menos la ciudad en la que vivió seis años. «Tristán había visto los premios por el modelo urbano de la ciudad, todo lo que había hecho el alcalde y nos vinimos. Pontevedra es una ciudad buena para que crezcan los niños, por eso estuvimos seis años, pero se acabó, ahora toca cambiar», comenta Grillon, que asegura que no tienen más expectativas que tener calidad de vida. Ese es el motor que los ha llevado de Marsella a Tailandia, Oaxaca (México), Francia otra vez, Pontevedra y ahora Bali. «Hay que romper, no quiero que mis hijos sean conformistas. Cuando hay apego, a la gente le cuesta hacerlo. No me da pena irme y sé que hay mucha gente que no lo entiende. Amo a las personas, pero no las voy a extrañar», reconoce. 

Ese giro que supondrá mudarse a Bali con cuatro hijos. La decisión que tomó el matrimonio no está exenta de cierto miedo, pero Estelle asegura que «no lo pienso para poder actuar». E igual que pone un punto y aparte en su vida al trasladarse a Indonesia, advierte de que si estando allá ve que los suyos no son felices, buscará otro destino. Solo los mueve la felicidad. ¿Por qué Bali? Su vida transcurre cerca de mar. Y la profesión de su marido, que se mueve por todo el mundo, les da la posibilidad de fijar su residencia donde quieran. «Es un país muy grande y con muchas posibilidades. Queríamos dejar Europa, la vida aquí está muy crispada», recalca.

La familia de Tristan y Estelle, en el 2011 en Tailandia, poco antes de mudarse a México
La familia de Tristan y Estelle, en el 2011 en Tailandia, poco antes de mudarse a México Estelle Grillon

Una boda antes de partir

Esta familia no viaja por turismo. Solo cambian de país cada vez que la rutina los oprime y que la ciudad en la que están no les puede dar más. Pontevedra ya les dio todo. Antes de irse quisieron que el alcalde, Fernández Lores, los casase en el Pazo de Mugartegui para reunir a sus amigos y familiares. «Queríamos organizar una fiesta», asegura Estelle, que después de veinte años con Tristán pasó por el altar. «Casarnos aquí es una forma de cerrar nuestra etapa en Pontevedra y guardar este recuerdo cuando nos vayamos», concluye Estelle, que está deseando ver qué le deparará Indonesia.