BNG y PSOE se tantean en Pontevedra en la negociación del presupuesto municipal que podría desembocar en una cuestión de confianza
19 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En política se estila denominar «líneas rojas» a aquellas cuestiones que se consideran cruciales y, por tanto, innegociables. Sin embargo, observamos que, como acaba de ocurrir con las negociaciones para investir a Pedro Sánchez, no todas las fronteras son infranqueables. El PSOE ha sido capaz de negar la mayor reiterando la inconstitucionalidad de la amnistía a los líderes del procés y de un referéndum en Cataluña, hasta virar 180 grados preparando el perdón a Puigdemont y demás beneficiarios de la proposición de ley presentada, más lo que pueda venir en próximos meses. La pértiga para saltar por encima de aquellas «líneas rojas», fue la necesidad de los 14 votos de Junts y Esquerra para que prosperase la reelección del candidato socialista, evitando una repetición electoral. Otra cosa será el día a día de la gobernabilidad del país con semejante macedonia que también coparticipan Bildu, PNV y BNG.
Por cierto, el actual debate sobre las consecuencias de esa probable ley de amnistía tendrá mañana una secuela en clave local: pleno extraordinario en la Diputación Provincial para votar una moción en defensa de la Constitución, la igualdad de los españoles y el respeto al Estado de derecho y la democracia, según reza la convocatoria. Moción que será aprobada como le garantiza al PP su mayoría absoluta en la institución, después de un debate intenso y áspero con el PSOE si los diputados socialistas asisten a la sesión, a diferencia de la «espantá» del BNG, con el pretexto de que se trata «dun tema alleo á provincia», una excusa muy pobre. ¡Pero si hace tres días, Ana Pontón y Miguel Fernández Lores se pavoneaban de las «bondades» para Pontevedra del acuerdo firmado con el PSOE a cambio de que el voto de Néstor Rego sumase para Sánchez!
¿Socio preferente?
Cabe preguntarse ¿todas las líneas rojas son inviolables? Pues depende, todo depende, como en la letra de la canción de Pau Donés. Estamos a punto de vivirlo en Pontevedra a propósito del papel de los cinco concejales del PSOE en la corporación y si prospera la negociación que pretendía el gobierno minoritario del BNG con el «socio preferente» para aprobar el presupuesto municipal del 2024. De momento, unos y otros se han puesto «estupendos» en sus posicionamientos iniciales.
Iván Puentes y los suyos presentaron sus condiciones para negociar que, básicamente, se resumen en que demandan manejar 6,6 millones de euros del presupuesto del 2024 para que los socialistas tengan visibilidad ante la ciudadanía. Y a tal fin exigen que, entre otras peticiones, se financie la reapertura de la avenida Reina Victoria como un vial de plataforma única con circulación de vehículos —como en Riestra o Michelena—, y adecuar el suelo de la Alameda para acoger la feria ambulante de los sábados. Es decir, dos de las promesas electorales de Puentes que para el BNG local son «liñas vermellas» y ha hecho todo lo posible para bombardearlas. Basta la respuesta de Eva Villaverde, la actual n.º 2 de Lores, acusando a los socialistas de «querer torpedear» la gobernabilidad del Concello.
De modo que el BNG local está en el mismo discurso de Sánchez cuando antes del 23J negaba que cupiesen la amnistía y el referéndum. La cuestión es: ¿los 5 votos del PSOE indispensables para aprobar el presupuesto municipal, obligarán al BNG a aflojar y hacer cesiones en temas que les escuecen? O bien ¿Puentes y demás socialistas no van a ser capaces de aguantar el pulso y terminarán cediendo —ante presiones externas— para evitar empujar a Lores al precipicio de una cuestión de confianza y hasta de una moción de censura?
Conviene en este punto aclarar que un alcalde en minoría, como el de Pontevedra, puede aparejar la aprobación del presupuesto municipal a una cuestión de confianza. Es decir, si Lores lleva el presupuesto del 2024 a pleno entre este mes y diciembre y se lo tumban con más votos en contra y abstenciones que votos a favor (solo serían 9 del BNG frente a 16), el alcalde podría convocar un siguiente pleno y someterse a una cuestión de confianza.
Candidato alternativo
Implicaría que, si hubiera más votos a favor de su continuidad que en contra, Lores seguiría como alcalde de la ciudad y automáticamente conllevaría la aprobación del asunto vinculado, es decir, del «orzamento municipal». En caso contrario, se abriría un plazo de un mes para que pudiera presentarse una moción de censura con un candidato alternativo, probablemente Rafa Domínguez. Pero debería obtener mayoría lo que obligaría al PSOE a abstenerse para que ganasen los 11 votos del PP… ¿Serán capaces Iván y los socialistas pontevedreses de llegar hasta ahí para apretar a Lores? Y ¿el Partido Popular se prestaría a esa maniobra?
Hay un tercer escenario posible: si Lores pierde la moción de confianza, pero no se presenta moción de censura con candidato alternativo en el mismo plazo de un mes, se entendería que el actual regidor tendría automáticamente renovada la confianza de la corporación y, además, obtendría la aprobación del proyecto presupuestario.
¿Querrá arriesgar Fernández Lores hasta semejante extremo? O ¿acaso espera que Besteiro y Formoso llamen a capítulo a Iván Puentes y le hagan reconsiderar? La cruda realidad nos espera en unas semanas.