Cierra Karma, la sala de Pontevedra que descubrió a Love of Lesbian o Arde Bogotá: «De los cuatro negocios de antes del covid, no me queda ninguno»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Marcos Rivas, propietario de la sala Karma, que se siente «tristítismo» tras el cierre, este miércoles en su local.
Marcos Rivas, propietario de la sala Karma, que se siente «tristítismo» tras el cierre, este miércoles en su local. RAMON LEIRO

Marcos Rivas, propietario del local, cruza los dedos para que la bajada de persiana no sea definitiva: «A raíz de una denuncia tenemos que acometer una obra muy potente... es una situación muy complicada»

14 dic 2023 . Actualizado a las 17:36 h.

Marcos Rivas Vidal, un empresario de Pontevedra más que conocido mundo de la musica en Galicia, donde lleva dos décadas «cumpliendo el sueño» de descubrir y apoyar a grupos emergentes que luego revientan grandes escenarios, se confiesa triste. «Tristísimo», dice él. Dice que ese es el sentimiento que le embarga tras haber bajado la persiana de una sala mítica en la ciudad del Lérez, de Karma. ¿Por qué cierra este local fetiche de la música independiente, que programaba sesenta conciertos al año y que en marzo cumpliría os 18 años de edad? «Karma cierra de forma indefinida, y esperemos que no definitivamente, porque, a raíz de una denuncia, tenemos que hacer una obra enorme. Tenemos que adaptarnos a la actual normativa de ruidos y de incendios y eso supone una inversión muy potente», comienza diciendo Marcos Rivas. No discute que tenga que llevar a cabo esos trabajos, pero le duele que el motivo sea una denuncia: «Llevamos 18 años y nunca tuvimos problemas. Claro que todos nos deberíamos adaptar a las normativas, pero que sea algo que se exija a todo el mundo, no a raíz de algo así, y justo antes de Navidad, pensé que podríamos pasar las fiestas. Hay un montón de locales que están como nosotros, pero nos ha tocado», señala. Luego, mirando al escenario de su local, por el que pasaron innumerables grupos que ahora triunfan en los escenarios de toda España y que Karma contribuyó a descubrir, como pueden ser Love of Lesbian, Arde Bogotá o Zahara y por supuesto también músicos gallegos emblemáticos como todos los componentes de Los Piratas, Siniestro Total o Iván Ferreiro, concluye: «De los cuatro negocios de antes del covid, no me queda ninguno». 

El dueño de Karma lleva varias décadas de su vida en el mundo de la noche y de la música. Hace 18 años montó la sala Karma en un sótano de la calle Riestra, en pleno centro de Pontevedra. Era un local ya mítico de salir de marcha, en el que había habido siempre discotecas, como Vías, Riestra o Why?. Él puso en marcha un proyecto totalmente distinto, centrado en conciertos en directo, en música independiente y en el apoyar a grupos emergentes. Amén de contar continuamente con figuras imprescindibles de la música nacional, como por ejemplo el desaparecido Javier Krahe, que actuó en numerosas ocasiones en Karma. El local fue convirtiéndose en un espacio mítico, en ese lugar por el que pasaron decenas de grupos indie a los que pocos conocían y que, un año o dos después, reunían a miles de personas en festivales de todo el panorama nacional. Y durante mucho tiempo formó parte de la ruta de salas de músicas independientes de toda España. «Todo el mundo quería venir a tocar aquí», indica Marcos Rivas. 

La pandemia asestó un golpe durísimo a todo el ocio nocturno y Karma también se resintió, lógicamente. Pero el negocio logró remontar el vuelo y firmó un año 2022 tremendo: «Programamos sesenta conciertos, fue una locura, pero estuvo genial», señala el responsable del local. En paralelo, mientras las cosas iban bien con respecto a la programación musical y al público, comenzaron a preocuparse por la situación del sótano. «Llevamos año y medio con todo este problema. Presentamos un papel tras otro, fuimos recurriendo... y sabíamos que tarde o temprano nos acabarían cerrando porque a raíz de denunciarnos nos iban a obligar a adaptarnos a las nuevas normativas de incendios y ruido. Tenemos que tramitar una nueva licencia, con todo lo que eso conlleva». Esa notificación les llegó hace cosa de un mes y tuvieron que bajar la persiana y suspender cuatro conciertos que tenían programados. Al principio, llevaron todo este asunto en silencio, tratando de dar largas a quienes no paraban de preguntar qué ocurría con la sala, hasta que decidieron hacer un comunicado sobre el cierre a través de las redes sociales. «No nos quedó más remedio, nos estaba preguntando y queríamos dar explicaciones», indica Marcos Rivas. 

El empresario no solamente está triste por Karma, una sala a la que no llama negocio sino «sueño hecho realidad», sino porque es el cuarto negocio que cierra tras el covid. Así, explica que en el 2002 echó el cerrojo a El Pequeño que, como su nombre indica, era el hermano chiquito de la sala de conciertos. Este local llevaba entonces doce años en el candelero, ofreciendo también música en directo, y por él habían pasado artistas como Cora Velasco, Querido Extraño o Tony Lomba. En el caso de El Pequeño, el cierre vino dado por la bajada de público en la noche pontevedresa y también por no llegar a un acuerdo con la casera. Esa clausura también implicó que Rivas bajase la persiana de Pequeño Exotic, ya que era un bar que estaba junto a El Pequeño y que se complementaba con él. Y, a mayores, también se despidió de otro espacio de hostelería que tenía en la ciudad del Lérez, la Taberna O´Salnés. Por la contra, abrió otro bar, el Panderetas y continúa también adelante con su empresa de eventos, con la que realiza festivales como el Surfing the Lérez

¿Qué posibilidades hay de que Karma reabra sus puertas? Marcos Rivas se encoge de hombros: «No depende de nosotros. Hemos presentado en el Concello dos anteproyectos de la obra que tenemos que hacer. Y estamos con el proyecto definitivo, pero es incluso estamos afectados por Patrimonio porque tenemos cerca las Ruinas de Santo Domingo. Entre otras cosas, hay que retirar las escaleras de bajada al sótano y cambiarles la forma. Es una inversión muy grande, pero tenemos bastante avanzada la financiación y llegamos a un acuerdo bueno con el casero. Veremos qué sucede, si se puede o no. Lo que no creo es que reabramos si tenemos que pasar un año cerrados... eso no lo aguanta ningún negocio», concluye Rivas.