Un guardia civil de Pontevedra, obligado a dejar una unidad de élite por las lesiones en el asalto a la valla de Melilla

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

AUGC

La AUGC vincula el alcance de las lesiones por el «mal estado del casco». El agente se había presentado al servicio pese a ser su día libre

22 feb 2024 . Actualizado a las 15:16 h.

En marzo del 2022, dieciséis guardias civiles resultaron heridos de distinta consideración cuando un grupo de más de 2.500 inmigrantes subsaharianos intentaron acceder al área melillense ubicada entre Farhana y el Barrio Chino. «El asalto fue masivo y de gran violencia, y finalmente lograron acceder a España alrededor de unas 500 personas en situación irregular», refirieron este jueves desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) remarcando que algunos «portaban garfios, palos, tornillería en los zapatos y también lanzaron piedras contra los agentes. De este modo pretendían evitar que nadie les impidiera el paso».

Entre los agentes del instituto armado lesionados, un guardia civil adscrito al Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número siete con base en Castrosenín, en el término municipal de Pontevedra. Este agente, según confirmaron desde la AUGC, ha perdido la especialidad de GRS «derivada de las lesiones de un traumatismo y por portar un casco de los años noventa».

Explicaron que, como consecuencia de las lesiones, «el agente recibe una limitación del 10 % siendo incompatible con la especialidad». Y todo ello, como consecuencia del «mal estado del casco» que le derivó en varias lesiones, una de ella en las cervicales, y otros problemas de salud.

Desde la AUGC precisaron que, según lo que les trasladó uno de los proveedores de este equipamiento, «la vida útil de las carcasas de sus cascos es de diez años. Aun así pueden tener una mayor duración en función del uso, mantenimiento y conservación, pero transcurridos esos diez años, la empresa ya no se hace responsable del correcto funcionamiento del mismo». Asimismo, reseñaron que se les «reconoció que tampoco existe un procedimiento para el mantenimiento y trazabilidad de reparación de estos equipos que protegen al agente frente a riesgos graves. Solo hay inspecciones oculares del material, algo que, en su momento, pusimos en conocimiento de Riesgos Laborales».

En el caso del guardia civil de Pontevedra, la asociación lamente que, «sin ningún reconocimiento a su labor por acudir a la llamada del oficial presentándose al servicio en su día libre, tiene que perder su especialidad de GRS por la falta de atención de la Dirección General de la Guardia Civil en suplir las deficiencias del material antidisturbios con los que tienen que prestar servicio los guardias civiles ante situaciones tan peligrosas».

Más y mejores medios

Es por ello que, volvieron a exigir que se les dote de «cascos y escudos que tengan más calidad y proporcionen mayor nivel de protección, como los que utilizan los compañeros de las Unidades de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional». El objetivo no es otro que no tener que lamentar «ningún tipo de daño eludible con la provisión de un material antidisturbios de calidad y actualizado. Y con ello no solo hacemos referencia a los cascos o escudos, también a los chalecos, las coderas, espinilleras y máscaras.