Alumnos del IES Torrente Ballester de Pontevedra conocen el impacto del vandalismo
PONTEVEDRA
Participaron en un proyecto socioeducativo de la Fundación Barrié, que incluyó un mapeo de zonas afectadas y una limpieza de un tramo del Gafos
24 feb 2024 . Actualizado a las 11:00 h.Treinta y dos alumnos de primero de la ESO del IES Torrente Ballester de Pontevedra concluían esta semana su participación en el proyecto Investigadores sociais #SenVandalismo. Este centro educativo de Pontevedra fue seleccionado el pasado octubre, junto con otros 9 de toda Galicia, para participar en esta iniciativa socioeducativa, pionera a nivel autonómico y promovida por la Fundación Barrié con la Asociación para la Prevención y la Educación Social (APES).
Como tutoras de los estudiantes del Torrente Ballester ejercieron las profesoras Mercedes López y Sonia Omil. Esta semana tuvo lugar la última actividad del proyecto, que culminó con la fase de acción social. Tras una lluvia de ideas en la que se descartaron varias iniciativas, se decidió llevar a cabo una limpieza en el entorno del río Gafos, cerca del centro educativo. Los chavales encontraron todo tipo de basura, desde la más convencional como latas, botellas o bolsas, hasta cuchillas de afeitar, una báscula, ropa e incluso una cuerda que les sirvió para jugar.
La docente Mercedes López explica que Investigadores sociais #SenVandalismo es un proyecto de aprendizaje y servicio a la comunidad y que también está relacionado con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Antes de llegar a esa limpieza del río Gafos en la que retiraron más de diez bolsas de basura de treinta litros, los alumnos de primero de la ESO trabajaron sobre otras cuestiones. El proyecto arrancó a finales de septiembre, cuando se diseñó un cronograma con cinco sesiones que empezaron el 25 de octubre.
«Se trataba de trabajar sobre el vandalismo y conocerlo. Qué es vandalismo y qué no. Algunos alumnos, por ejemplo, confundían robar en una propiedad privada con el vandalismo, cuando ese es otro tipo de delito. Básicamente les quedó claro que el vandalismo es atentar contra el bien público», expone la docente. La segunda de las sesiones fue quizá la más impactante del proyecto para los chavales porque visitó el instituto un recluso de 32 años. Acabó en la cárcel por un vandalismo que derivó en otras cosas más graves. Estuvo en el aula y les contó que ahora estaba ya en libertad vigilada. Les dio buenos consejos, como que hicieran caso a sus madres y a sus profesores.
Los participantes en el proyecto tuvieron que hacer después un mapeo con ejemplos de vandalismo próximos a su centro educativo. Se trataba de registrar y fotografiar en una salida esos actos vandálicos. Lo que vieron se centró sobre todo en agresiones al mobiliario urbano, desde papeleras o bancos rotos a muchas pintadas, y también basura. En el caso del Torrente Ballester no fue posible eliminar esas pintadas, como sí se hizo en algún concello de Galicia dentro del proyecto, para que vieran el trabajo y el coste de borrarlas. Cuando diseñaron su acción social, que consistió en la limpieza de un tramo del río Gafos, también tuvieron que diseñar y confeccionar una pancarta. En ella se leía, con letras de colores, «O Torrente Ballester di: sen vandalismo». Coincidiendo con el mapeo fueron testigos de su impacto en su propio centro: unos chicos que entraron un fin de semana para hacer botellón se ensañaron con el coche del conserje, además de dejar cristales y basura.