Un «influencer» sobre la bici de montaña que cuenta por miles los seguidores

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

MONICA IRAGO

Difunde vídeos de carreras y entrenamientos de BTT en sus cuentas con miles de seguidores

17 may 2024 . Actualizado a las 17:42 h.

Hay influencer de moda, de gastronomía, de hábitos saludables, de maternidad... el abanico es interminable. Y los deportes no son ajenos a una tendencia que tiene enganchado a medio planeta. Breogán Calviño es un joven arousano de 25 años que vive por y para las bicis. Le ocupan prácticamente todo el día. Si no está trabajando en Arousa Bike, está subido a una de ellas recorriendo la provincia. Empezó después de muchos años jugando al tenis, pero fue aún más tarde cuando dio un salto cualitativo en su carrera para convertirse en influencer de las bicicletas de montaña. «Empecé a grabar cuando salía a rodar porque me gustaba ver después mis salidas, pero solo me seguían mi madre, mi abuela y poco más», dice con humor.

Eso que empezó como un ejercicio para pulir su estilo se fue convirtiendo poco a poco en una costumbre que generó en quien lo veía una necesidad de seguir haciéndolo. «A partir de ahí empecé a competir en pruebas a nivel autonómico y seguí grabando, pero al hacerlo antes de las carreras y testar el recorrido, aumentaron mis seguidores», reconoce. Fue poco a poco sumando más y las peticiones para grabar un trazado u otro llegaban a sus cuentas. Sus seguidores querían ver cómo hacía un recorrido. «Ahora me dicen que vaya a algún sitio y voy», reconoce.

Las cuentas de Breogán Calviño alcanzan los cinco mil suscriptores en YouTube, y se acerca a los diez mil en Instagram o Tik Tok. Aprovecha el tirón de las redes sociales para ir marcándose objetivos y ayudar a otros ciclistas que lo siguen. Uno de sus últimos retos era quedar entre los 50 primeros en la Transgalaica, una de las pruebas más duras del calendario gallego. «Hice un proyecto junto a un preparador deportivo para demostrar si con un entrenamiento pautado podía pasar de estar alrededor de puesto 150 a meterme entre los cincuenta primeros», comenta. Tras unos meses de preparación, Breogán compitió y «quedamos en el puesto 27». Habla en plural porque él y su entrenador Manu Barral son ya un equipo. «El objetivo era mostrar si se notaba el efecto de un preparador porque yo antes entrenaba a mi bola y el cambio fue brutal», apunta.

Con ese reto ya conseguido, Calviño no descansa y ha sumado uno nuevo para este año: acabar la ultra portuguesa de 200 kilómetros Mountain Quest. «La corrí el año pasado y ahora volveremos», explica este joven ciclista arousano, que está sorprendido por la difusión de sus vídeos que le ayuda a seguir rodando.

Hace solo tan cinco años que se subió a la bici. Siempre estuvo muy ligado al deporte y su padre era un aficionado al ciclismo que le acabó transmitiendo su pasión después de años con la raqueta en la mano. Ahora entrena una media de nueve horas a la semana en los que hace cerca de 250 kilómetros. «Entreno en carretera por la zona de Sanxenxo y Cambados y en montaña, por el Xiabre o Lobeira», explica Breogán, que a la hora de pensar en alguna de sus rutas favoritas, tiene dudas: «Es difícil porque Galicia es un sitio increíble para el ciclismo de montaña».

Entre todas las zonas por las que rueda, quizás se quedaría con la comarca de Lalín por sus «montes muy cerrados», donde este año harán la Copa de España con la Lalín Bike Race, o se va Valença y Tui. «La Eurocidade es una prueba BTT espectacular. En Portugal hay mucha afición y son muy profesionales en la organización», reconoce Calviño.

El pasado sábado arrancó en Pontevedra una de las grandes pruebas del ciclismo de montaña, la Pontevedra 4 Picos. Este año, Breogán no la podrá correr, pero asegura que es una carrera no competitiva muy dura. Son 130 kilómetros (en su versión más larga) con ascenso al Lago de Castiñeiras, A Fracha, Monte Castrove y concluirá en Monte Acibal. Más de 1.200 corredores tomaron la salida. Como todas las pruebas, el sufrimiento es una sensación más que acompaña a los ciclistas. Breogán lo siente cada vez que se sube a su bicicleta. Pero le gusta. «Un día cogí la bici por mi zona y subí al Xiabre. Me fui marcando objetivos cada vez un poco más ambiciosos y al final te acabas enganchando. Es lo que tiene el ciclismo. Sufres, pero al día siguiente quieres volver a salir», confiesa Breogán, que lleva una vida sobre ruedas. «O estoy en la tienda arreglándolas o vendiendo o estoy rodando», asegura. En su caso, a esa necesidad de salir cada día, suma el aliciente de subir sus ejercicios a las redes sociales para ayudar a otros «locos» de la bici que solo entienden la vida rodando por la montaña.