Miqui Otero, autor de «Orquesta»: «Es una novela que transcurre toda en una noche de verbena»

PONTEVEDRA

CECILIA DUARTE

Tras el éxito cosechado con «Simón», regresa con su primera novela ambientada en Galicia

23 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Miqui Otero, quien ganó el Premio Ojo Crítico con Simón, presentará su nueva novela, Orquesta, este martes en Cronopios Libros de Pontevedra y, un día después, en el Centro Social do Mar de Bueu, evento este último organizado por la Librería Miranda. «Es una novela que tiene que ver mucho con mis raíces gallegas. Hasta ahora mis novelas pasaban en Barcelona y se consideran como las nuevas novelas de Barcelona, pero después de cuatro tenía la necesidad de escapar de la ciudad. Fui el primero de mi familia que nació en Barcelona. Toda mi familia, incluso mi hermana, es de Galicia», señala cuando se le pregunta el porqué de ambientar Orquesta en una pequeña población gallega.

—Si importante es el espacio donde transcurre la novela, otro tanto ocurre con el espacio temporal en el que se desarrolla, ¿es así?

—Por una serie de cosas que quería contar se me ocurrió que el mejor escenario donde podía pasar eso era en una verbena gallega de verano y ahí arranca todo, toda la idea de la novela. Es una novela que transcurre toda en una noche, en una noche de verbena, y donde aparecen personajes de todo tipo, los que se quedaron, los que se fueron, desde un anciano de ciento y pico años hasta un bebé que podría nacer esa misma noche. La novela va contando lo que sucede en esa fiesta: los reencuentros, las envidias, los deseos..., pero también durante la noche se va recordando esa misma fiesta en muchas épocas de la historia, en los años de posguerra o hace 20 o 30 años, o hace dos años. El juego es contar esa noche, todo lo que pasa, con los personajes que están ahí bailando, pero también la historia de ese lugar y todas las décadas anteriores.

—Hablamos de un lugar ficticio, Valdeplata, ¿por qué?

—Es un lugar ficticio. Lo que hay que imaginarse es el típico valle gallego con muchas parroquias y la fiesta que se celebra en una de ellas. Donde estamos ahora es en el valle de mi madre y ese valle se llama Valadouro y el de la novela es Valdeplata. Esto no quiere decir que sea ese en concreto sino que es la suma de muchos lugares. La novela la están leyendo en muchos sitios y todo el mundo se siente identificado, incluso, aunque sus fiestas sean en cualquier otro sitio de España, pero es verdad que hay toda una serie de leyendas rurales, el carácter de la gente... que es eminentemente gallego y de esa zona.

—¿El éxito de su anterior novela, «Simón», fue un peso a la hora de escribir «Orquesta»?

—Un peso para escribir, no, pero para decidir qué quería escribir, quizás sí y probablemente esta novela sea una consecuencia de Simón como gran novela de Barcelona, que todo el mundo me preguntaba por la ciudad. Y yo no soy su portavoz. Sí que probablemente esta intuición de querer irme de Barcelona... Simón era una novela que, aunque tenía muchos personajes, tenía un protagonista muy claro. En lugar de intentar contar la vida, treinta años de un personaje, pues hacer todo en una noche y muchos personajes... Creo que, aunque no me lo reconozca a mí mismo sí que hay, sí que hay muchas cosas de Orquesta que tienen que ver con la necesidad de intentar algo diferente y de no repetirme, de no sonar como una especie de banda de tributo de mí mismo y hacer otra vez Rayos o Simón o cualquiera de las anteriores. Ya era tipo de novela que tenía como muy controlada y que me iba muy bien, pero tenía ganas, no sé si de sabotearme, pero sí de ponerme a prueba y dar un salto de todo tipo, en el lugar donde está ambientada y también en otros aspectos.

—¿Podemos decir que estamos ante una novela coral?

—Sí, eso seguro porque, además, era una de las intenciones iniciales. A veces, las novelas parece que están contagiándose de esta cosa tan actual que son las redes sociales y parece que las distintas generaciones no puedan compartir un espacio de diálogo, de celebración, de lo que sea y me parecía que las verbenas, como los carnavales antiguos, eran casi de los únicos sitios que quedan donde aparecen todo tipo de persona, de todo tipo de cuna, de todo tipo de gusto, de todo tipo de edad. Una noche al año, al menos, o más de una, pero esa en concreto, conviven. Una de las cosas iniciales era, en vez de escribir una novela muy concreta de un personaje, hacer como una gran burbuja, que sería esta fiesta, y poner a muchos personajes distintos en ella. Al final, son los arquetipos que te encuentras en cualquiera de estas fiestas: el que dice que se va a ir desde el principio y luego es el último que se queda, la que sufrió una humillación hace mucho tiempo, el joven que ha vuelto de la ciudad al pueblo... Es una serie de personajes yo creo muy reconocibles y que todos los conocemos de alguna manera y que están ahí bailando las piezas que canta la orquesta, que, además, siempre son parecidas. Yo podría ir a una verbena gallega y decirte qué hora es sin reloj, solo por la canción que está sonando porque casi siempre pasan las mismas cosas, suenan las mismas canciones y eso también es muy sugerente para escribir una novela. El hecho de que todos los personajes que están ahí se conozcan entre ellos, todas las miradas tienen como un punto de memoria, de cosas que recuerdan. Y luego las canciones, lo mismo. La narradora es la música y se van colando canciones que suenan en este tipo de fiestas y dan mucho juego. Esas canciones sirven para disparar el recuerdo de otras cosas que pasaron.

—Ya sabe que los periodistas somos muy de encasillarlo todo, pero se podría circunscribir «Orquesta» a algún género literario en concreto.

—Creo que sería bastante complicado. Creo que es una novela muy actual. No es un ejercicio de estilo, no es una novela antigua, pero, al mismo tiempo, recoge cosas que pasaron ahí desde la posguerra hasta hoy y luego tiene una peculiaridad importante, que quien nos cuenta esta historia, la narradora, es la música. Eso yo no lo he visto en otras novelas y por eso tiene una escritura con mucho ritmo, que te va llevando, que se va colando en las conversaciones de todos los corros de la fiesta, que recuerda lo que sucedió en otro momento... Es bastante peculiar, aunque sí que es verdad, y eso es evidente, que al estar ambientada en Galicia está como contagiada bastante de determinados escritores gallegos que a mí me gustan, además de mis influencias habituales. Por momentos tiene mucho de Cunqueiro, de Valle-Inclán, pero escrita por alguien en 2024 y sin dejar de sonar a aquí y a ahora. La prueba de eso son las canciones que suenan durante la novela, que empiezan sonando boleros y pasodobles y acaba sonando, pongamos, Rosalía.