Fernando, de una oenegé pontevedresa: «La gente a la que ayudamos ya casi nunca puede tener una vivienda, se conforma con una habitación»

PONTEVEDRA

Desde Boa Vida ayuda a personas en riesgo de exclusión a tramitar ayudas como la del bono social eléctrico: «El problema es que a veces no llega a quienes más lo necesitan porque no tienen ni luz a su nombre, ya no logran alquilan pisos enteros»
27 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Fernando Lugaresi es una de esas personas en contacto continuo con familias en riesgo de exclusión social. Lo es porque trabaja en la oenegé pontevedresa Boa Vida, donde intentan echar una mano en todos los sentidos, también tramitando todas las ayudas posibles. Se le pregunta por el bono eléctrico, suspira, y dice: «Ojalá tramitásemos más, eso significaría que más gente accede a un alquiler. Pero la gente a la que ayudamos ya casi nunca puede tener una vivienda, sobrevive con una habitación. Por eso a veces quien más lo necesita no logra tener el descuento eléctrico, porque no tiene factura a su nombre y paga lo que le pasa quien le arrienda el cuarto y punto. No es fácil».
Lugaresi explica que la situación de las familias con recursos económicos precarios es muy dispar. Las que logran tener el contrato a su nombre a veces sí pueden solicitar el bono social eléctrico. Pero se topan con un muro: «Son personas casi siempre sin conexión digital y a veces se les hace muy cuesta arriba tramitar los papeles, de ahí que les ayudemos», indica. Si consiguen que les concedan ese tipo de contrato, el alivio es importante: «Para mucha gente que la factura de la luz les baje veinte euros igual no es mucho, pero para otra gente es un cambio enorme. Significa tener dinero para dos días más de comida».
Explica que en la oenegé hacen continuas formaciones con técnicos de energía para tratar de que se consuma menos y por tanto baje la tan temida factura.
Crece el número de pontevedreses con bono social para poder pagar la luz
Hace tiempo que la palabra vivienda aterra. Da miedo a los que menos tienen, porque pagar alquileres, hipotecas y todo lo que concierne al hogar se ha vuelto, en muchos casos, un gran ejercicio de supervivencia. Para auxiliar a las familias más vulnerables hay ayudas como la del bono social eléctrico. ¿De qué se trata? De un salvoconducto para que los consumidores con menos ingresos paguen la factura de la luz con al menos una rebaja del 40 %. En la ciudad de Pontevedra ha aumentado el número de usuarios de este bono, al menos de los que lo tienen contratado con la comercializadora de Naturgy —puede haber otros que lo solicitaran con distintas compañías, pero esta es la mayoritaria—. Hace dos años, en el 2022, en la capital había poco más de dos mil usuarios del bono social eléctrico. Ahora son 2.590. También hay ascensos en otros concellos de la comarca como Marín, Sanxenxo o Poio. ¿Cuál es la conclusión? Que aumenta el número de familias que cumplen los requisitos económicos para que el Gobierno considere que necesiten ese soporte para pagar la luz.
En el 2018 hubo una revolución con el bono social eléctrico. Hasta ahí no se regía por criterios económicos. Bastaba con tener contratada una potencia de menos de tres kilovatios para poder ser beneficiario del mismo. Esto hacía que muchas personas con segunda residencia lo solicitasen y que se lo concediesen. Al cambiar la normativa y solo ser susceptibles de esta rebaja los usuarios con menores ingresos bajó muchísimo el número de personas que lo percibían. Pero en los últimos años, a cuenta de la inflación general, la crisis energética y la carestía de la vivienda más familias lo demandan.
El bono social eléctrico se puede solicitar en cualquier momento del año. Dos son los requisitos principales para obtenerlo: no pasar de determinados ingresos —las cifras pueden consultarse en la web del Ministerio para la Transición Ecológica— y tener un contrato PVPC —en los que la potencia contratada es igual o inferior a diez kilovatios—. También entran los pensionistas que cobren la paga mínima —por jubilación o incapacidad— y todas las familias numerosas, sin importar los ingresos que tengan. En el caso pontevedrés algunas entidades benéficas, como Cáritas o Boa Vida, ayudan a usuarios vulnerables a cumplimentar los trámites imprescindibles.
Los descuentos a los que se tiene derecho varían dependiendo de los ingresos. En caso de que se declare que un consumidor está en una situación de vulnerabilidad severa se puede llegar al 80 % del descuento en la factura. Además, en determinadas circunstancias, como que haya algún menor en la vivienda, no se puede cortar la luz por impago.