Este equipo del Piragüismo Verducido debuta en el Mundial con una tripulación de los 15 a los 50 años
28 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En un lado un tambor y en la otra un timonel, en el medio diez mujeres reman con una sintonía que pocas veces se ve en un barco. Son un equipo hecho a medida para poder participar en el Campeonato del Mundo de Dragon Boat. Este domingo pusieron rumbo a Filipinas con una ilusión que pocas veces recuerdan ninguna de estas chicas de entre 14 y 50 años que llegaron a esta modalidad por casualidad de la mano del Club de Piragüismo de Verducido, al que ya pertenecían algunas de ellas. La gran cita está cerca y casi todas llegan equipadas con sus maillots para meterse en el agua del Pontillón do Castro. Rut Otero Triñanes ejerce de portavoz de una embarcación en la que todas son líderes. Es una de las veteranas y también fue de las primeras en haber probado esta modalidad oriental y la que metió el gusanillo del Dragon Boat al resto. «Hace un par de años fui al selectivo y no conseguimos nada, pero el equipo que ganó, me llevó como reserva. Me gustó tanto la experiencia que cuando llegué, le dije a nuestro entrenador Javier Villanueva, que teníamos que montar un barco. Me dijo que era una locura, que no tenía tiempo», recuerda.
Pero está visto que a insistencia no le gana nadie. «Conseguí que lo viese claro y el año pasado montamos un barco para participar en la Copa de España que se celebró en Verducido, donde fuimos primeras», explica. Eso le dio las alas que necesitaba. «Al ver el resultado, pensamos ‘y si vamos y nos clasificamos’», reflexiona Rut. Dicho y hecho. El sueño se iba haciendo cada vez más grande. Junio fue el verdadero punto de inflexión, cuando por medio del Concello lograron tener un barco, aunque le falte el dragón en el mascarón de proa, ya ponen ellas las garras. Su primer pensamiento fue que «ahora no podemos defraudarlos».
Ya nadie apeaba a estas pontevedresas de una lucha que las llevará a la otra punta del planeta. «Después de eso ganamos el selectivo. Era finales de octubre y en cinco días armamos el barco para ir al Mundial», señala Rut. De todas las chicas, solo una no podría viajar por motivos profesionales a Filipinas. «No podrá estar, pero si logramos clasificarnos en el Mundial para los World Games del año próximo, esperemos contar con ella», señala Otero sobre esa especie de Juegos Olímpicos para modalidades minoritarias, como es el Dragon Boat.
El domingo partirán rumbo a Filipinas con el equipo masculino del Club Rías Baixas-Boiro, en el que rema también Perucho. Necesitan 75.000 euros, de los que cerca de 40.000 los ha puesto la Federación Española de Piragüismo, pero el resto han tenido que ir a pedirlo a los concellos, Xunta y Diputación. «Nosotros pusimos una parte y esperemos poder recuperarla. Las Administraciones nos dijeron que tenían los presupuestos cerrados», añade.
Tripulación completa
La mayoría son de Pontevedra, pero cuatro vienen de O Grove, una de Sanxenxo y otra de Ribadumia. Son un equipo dentro del Dragon, pero también fuera de él. Las más veteranas, como Rut, Marla Diñeiro y Rosana ejercen de «madres» del resto. Y es que las más crías tienen 15 años y están subidas a una nube. Candela y Lorena cursan cuarto de la ESO y Lara hace segundo de bachiller, pero ya estuvo en Murcia con el equipo nacional. La mayoría de ellas son estudiantes. Carmen Ventura y Marta Carlés están la universidad y en un ciclo formativo, respectivamente.
Es más, Marta intentó entrar en el equipo nacional. Son varias las deportistas jóvenes bregadas en competiciones nacionales e internacionales que se unieron a la «locura» del Dragon. Xela Fontán, con 20 años, lleva varios en el CGTD, al igual que Carmen Devesa. «Se está liberando de la presión y la frustración del pasado», apunta Otero, que deja para el final a las tres más veteranas. Ella tiene 47 años y toda su vida ha transcurrido subida a una piragua, al igual que Marla y Rosana, enfermera y profesora, respectivamente. «Algunas empiezan porque sus hijos también hacen piragüismo y ahora vamos nosotras al Mundial», dice Rut, que es madre de un crío de 16 años. En esta primera experiencia no se quiere olvidar de Ángela Rodríguez y de Antía Landeira, la timonel y tambor de la embarcación, respectivamente. La primera tiene 24 años y la que marca el ritmo del barco es una estudiante de medicina que acaba de cumplir los 20. Son las encargadas de dar aliento al resto en popa y en proa. Y también ahí tomaron la decisión por casualidad. «Yo estaba al final del barco y cuando probamos la primera vez vino un chico como timonel, pero se cayó al agua. Como era la que estaba más cerca asumí el puesto y vieron que había logrado mantener el barco derecho y me quedé», dice con cierto humor Ángela, que lleva remando desde los nueve años. Empezó en el Breogán de O Grove, pero ahora no hay quien la mueva del Verducido.
Todas debutarán en Filipinas a lomos del dragon, pero no se olvidan del kayak, donde se han hecho tan fuertes como para ser mundialistas.