Los efectivos que regresan de Valencia a Galicia: «Volvemos moi tocados psicoloxicamente»
PONTEVEDRA
Tras ocho días sacando barro, miembros de Emerxencias de Cuntis, Moraña y Portas regresan a sus puestos: «Isto é unha guerra», dicen
12 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Fisicamente estamos cansados, pero é o de menos. Volvemos moi tocados psicoloxicamente, e iso si que tardará en pasarse. O que vimos é algo que vai ir sempre con nós, foi como ir a unha guerra». La que habla así es Cristina Alonso, de Emerxencias de Cuntis. Ella forma parte del grupo de operarios de Cuntis, Moraña y Portas que hace ocho días se marcharon a Valencia para ayudar a una tierra preñada de caos por los destrozos de la dana y este lunes emprendían el viaje de vuelta a casa. En sus retinas baila todavía el horror que vieron, recuerdan cada historia que les contaron y traen también la sensación de que Galicia está muy presente en Valencia: «Ás veces escapábasenos falar en galego e contestábannos en galego. Había moita xente de Galicia, moitos mozos que viñeron axudar esta última fin de semana», dice.
Efectivamente, el contingente de gallegos en general y pontevedreses en particular en Valencia es amplio, desde voluntarios de a pie a medios profesionales. Hay incluso políticos, como el alcalde de Portas, el popular Ricardo Martínez, que también lleva desplazado en Levante ocho días. Él no ocultó que estaba allí en ningún momento. Pero tampoco lo contó a través de sus redes sociales, aunque sí hubo una mención en el Instagram de su partido, del Partido Popular de Galicia. Él razona: «Non vin para colgarme unha medalla, só para cargar capachos de barro. Isto último é o único importante», señalaba en la última jornada allí.
El mandatario Ricardo Martínez explica que tras conocerse los efectos devastadores de la dana se reunieron varios concellos pontevedreses que suelen actuar unidos en cuestión de emergencias. Fue en ese encuentro donde se decidió que partiría un contingente con efectivos de Portas, Moraña y Cuntis, con trabajadores de Emerxencias y voluntarios, y que él iría al frente. ¿Por qué él? Lo explica el propio alcalde: «Primeiro, porque eu estaba disposto a ir alí botar unha man e para non deixar que foran en solitario os traballadores. E, segundo, porque eu empecei a miña vida laboral traballando na extinción de incendios. O mundo das emerxencias non me é alleo. Naqueles anos os servizos non estaban tan estruturados como agora e faciamos un pouco de todo. Aínda que o de Valencia non ten nada que ver co que podiamos facer aquí, sabía ao que me ía enfrontar».
Por tanto, Ricardo Martínez partió en un camión motobomba, ora conduciéndolo ora haciendo de copiloto, hacia Valencia con seis personas más; cinco hombres y una mujer. Llevaban allí ocho días trabajando «practicamente de sol a sol» y este lunes volvieron a Galicia. Aprovecharon hasta el último minuto para trabajar en localidades devastadas como Paiporta. De hecho, este lunes, sobre las diez de la mañana, había que esperar varios segundos a que Ricardo Martínez tomase aliento para que pudiese hablar por teléfono. Estaba en plena faena, arreglando pinchazos a los coches que desplazaron hasta allí: «Esta semana tiven que cambiar moitas veces as rodas, amañar pinchazos porque aquí as rodas pínchanse todo o tempo», explicaba el regidor.
El mandatario y sus compañeros contaban también que, aunque tras ocho días de trabajo ininterrumpido tienen acumulado cansancio físico, el peor es el psicológico por todos los dramas de los que fueron testigos. «Onte mesmo estiven cun home que acababa de investir 400.000 euros nun negocio, nun comercio, e que o perdera todo. Dicíame que nunca máis ía ter unha vida normal, estaba desolado. Non hai palabras para contar todo o que vimos, é como unha guerra», explicaba Ricardo Martínez.
«En Paiporta a xente está fatal»
Cristina Alonso, de Emerxencias de Cuntis, tiene esa misma visión. Está convencida de que lo que vieron en Valencia se parece más a un país en guerra que a cualquier otra cosa. Estuvieron en buena parte de las poblaciones afectadas por la dana, pero le afectó sobre todo lo que vio en Paiporta: «Alí a xente está fatal, como paralizada. Viron baixar corpos pola auga, perderon todo... non eran capaces nin de axudarnos a limpar», cuenta. Se trajo en el corazón a una familia marroquí que bajó en té y un postre para que ellos tomaran un aperitivo en medio de las tareas: «Tiñan un neno pequeno que non paraba de abrazarse a nós, ata os meniños están afectados. É impresionante, non sei cando se recuperará esa xente».
Es difícil calcular el número de pontevedreses que están desplazados en Levante para ayudar con la dana, puesto que algunos son voluntarios anónimos. En cuanto a medios profesionales, de Pontevedra capital partieron dos bomberos, que continúan allí. E hicieron lo propio también miembros del consorcio provincial de bomberos.