Ingresan en prisión dos de los detenidos por la pelea a cuchilladas en Pontevedra
PONTEVEDRA

La policía considera que la reyerta marca un antes y un después en la ciudad. El juzgado deja a los otros dos en libertad con medidas cautelares
07 jun 2025 . Actualizado a las 10:51 h.Tal y como se había anunciado, este viernes fueron puestos a disposición judicial los cuatro detenidos por la pelea a cuchilladas que tuvo lugar el martes en la plaza de Barcelos. Los arrestados llevaban en los calabozos desde la misma tarde de la reyerta, cuando se les dio alcance en la calle Aduana y se encontró también el cuchillo con el que supuestamente agredieron a las víctimas, que tiraron en una jardinera y que aún tenía sangre cuando los agentes lo toparon. Se esperaba que a ellos se sumase un quinto individuo, al que la policía tiene localizado y que se preveía que fuese detenido también, pero el joven no está en su domicilio y los agentes, por el momento, no fueron capaces de interceptarlo. Así que solo se pudo llevar ante el juez a cuatro. El caso recayó en el Juzgado de Instrucción Número 3 de Pontevedra.
Antes de las nueve de la mañana, la Policía Nacional trasladó a los cuatro arrestados al juzgado. Parecía que su declaración se despacharía en la jornada matutina. Pero llegaron las 14.00 horas y aún no habían entrado a declarar. Se suspendió la sesión al mediodía y se retomó por la tarde. Pero iban pasando las horas sin que la jueza llamase a declarar a los arrestados. Finalmente, la estancia en los juzgados se prolongó hasta la una y media de la madrugada. La magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Pontevedra decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, de dos de los detenidos. Los otros dos fueron puestos en libertad con medidas.
Se están investigando delitos de lesiones agravadas y homicidio en grado de tentativa. Las medidas impuestas a los investigados que se han puesto en libertad consisten en comparecencias apud acta, retirada del pasaporte y prohibición de salida del territorio nacional y prohibición de aproximación y comunicación con las víctimas
A lo largo de la tarde del viernes la jueza escuchó a testigos o personas que resultaron heridas en la reyerta. A pie del juzgado, alguno de ellos, amigo de los heridos, explicaba que ellos no pertenecían a ninguna banda callejera, que estaban en Barcelos como tantas otras veces una pandilla de amigos y que acabaron siendo agredidos por otro grupo de rapaces. Indicaba en que ni siquiera se conocían y que incluso podría ser que los hubiesen confundido con otros. Era, lógicamente, su particular versión de los hechos.
Sea como fuere, la Policía Nacional considera que esa pelea marcó un antes y un después. ¿Por qué? Porque no se había registrado ninguna algarada así en la ciudad. Dicen que lo habitual es que si hay jaleos sean a altas horas de la mañana, a veces junto a locales de ocio nocturno y en el contexto de la movida y el consumo de alcohol y drogas, pero no con los tintes de la del pasado martes, a plena luz del día y en un céntrico lugar. Aún así, la Policía Nacional deja claro que no se puede hablar de la existencia de bandas callejeras. Lo que coincidiría con la interpretación hecha por el Concello —por boca de la alcaldesa accidental, Eva Vilaverde— y del jefe de la Policía Local de Pontevedra, José Manuel González Abal, que indicaron que, aunque fue un episodio grave, se trató de un «feito illado». En la misma línea se pronunció el subdelegado del Gobierno, Abel Losada. Pero todo ello no casa con lo dicho por los sindicatos policiales, que sí hablaron de «bandas latinas» en movimiento por la ciudad que generan problemas.
Sea de una u otra manera, algo que se comprobará con el tiempo, de momento la atención se centra en la investigación del suceso del martes. Queda darle alcance a la quinta persona que participó en la algarada y que continúe la instrucción. Si judicialmente se tipifica el delito como lo consideró la policía, es decir, como un homicidio en grado de tentativa, los jóvenes que tengan esta imputación podrían llegar a ser condenados a penas de entre cinco y diez años de cárcel, dependiendo de la consideración que se haga de la gravedad de las puñaladas y de si se cree que existió dolo o no, es decir, si tenían intención de matar a quienes acuchillaron o no.