Sin culpables un año después: la salvaje tala de cepas de albariño en Barro que se archivó sin resolver

PONTEVEDRA

La bodega Moraima, víctima del sabotaje, intenta seguir investigando y, aunque sus socios tiran de prudencia, sospechan que el ataque tuvo que ver «coa psicose dos sulfatos»
18 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hace casi un año, en agosto del 2024, se produjo un hecho en las Rías Baixas que dejó perplejo a todo el mundo del vino gallego. ¿Qué pasó? Que la bodega Moraima de Barro sufrió un sabotaje; una madrugada le talaron salvajemente casi mil vides, alguna de ellas centenarias. La incredulidad era total en el sector porque en Galicia siempre imperó la norma no escrita de respeto absoluto por las cepas, casi como si fuesen algo sagrado. La Guardia Civil tomó entonces el mando de la investigación y, aunque desde la bodega creen que los agentes hicieron todo lo que estaba en su mano, un año después este caso sigue sin aclararse. Es más, todo indica que se cerrará sin que se sepa quién o quiénes perpetraron semejantes hechos, causando pérdidas de miles de euros.
Al principio, conscientes del interés de la Guardia Civil por esclarecer un sabotaje que podía dar pie a que otros siguiesen por el mismo camino, en la bodega Moraima eran optimistas con respecto a la investigación. Se tomó declaración a distintas personas, había algunas grabaciones de cámaras en las que se veía cómo se trató de una acción coordinada en la que participaron varios autores, que se valieron de distintas herramientas para actuar con rapidez y en plena noche. Pero, conforme fueron pasando los meses, la sensación era de que no se avanzaba demasiado para descubrir a los culpables.
Finalmente, el juzgado de Caldas determinó el sobreseimiento provisional de la causa. A raíz de eso, la bodega Moraima presentó un recurso ante la Audiencia de Pontevedra para frenar el archivo. De momento, están a la espera de que les contesten: «Veremos cal é a resposta. Nós pretendemos que se practiquen novas probas para ver se pode averiguarse algo», señalaba Salomé Cancela, abogada y miembro de la cooperativa vinícola Moraima.
Las sospechas que tienen
¿Quién se sospecha que pudo talar las vides? Desde Moraima son muy prudentes al respecto. Roberto Rivas, socio también de la cooperativa, indica: «Non podemos sinalar a ninguén porque non temos probas. Sospeitamos que pode ter que ver coa psicose que hai cos sulfatos, pero é unha mera sospeita». Resulta paradójico que el sabotaje pueda tener que ver con esta causa porque, precisamente, Moraima es una de las bodegas que más lucha por una producción responsable en todos los sentidos, también en el medioambiental.
Si la mala noticia es que no se conocen los culpables, la buena es cómo está el viñedo un año después de haber sido saboteado. La naturaleza ha hablado y lo ha hecho de forma exquisita: «A verdade é que por esta parte foi todo moito mellor do previsto. Das cepas novas que foron taladas, que eran un 80 %, practicamente rebrotaron todas. Este ano non teñen uva pero non creo que tarden moito en dala e en poder volver vendimalas», señala Roberto Rivas. El problema son las vides antiguas, algunas centenarias. En este caso sí que no hubo posibilidad para ellas y acabaron secando después del sabotaje.
En Moraima están estos días, como en numerosas bodegas, retirando hoja al vino. Señalan que, si nada cambia, la vendimia de este año puede ser muy buena: «A produción apunta maneiras, a ver que pasa finalmente», señalaba Roberto Rivas desde una de las viñas. Moraima tiene su bodega en la carretera que va de Pontevedra a Caldas, en Barro, y vendimia la uva ratiño.