La lección desde un banco que abre el debate de la moda rápida

A. Davila PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Bolsas de ropa en el banco de la Avenida A Barca en Poio
Bolsas de ropa en el banco de la Avenida A Barca en Poio ALEX DAVILA

Dos bolsas con ropa usada y un mensaje para el que la necesite

30 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Sobre un banco de la Avenida A Barca de Poio aparecieron en la mañana de este jueves dos bolsas de ropa usada: una con pantalones y otra con camisas y un vestido. Ambas llevaban un cartel manuscrito que decía: «Si no los quieres, no los tires. Otra persona las puede aprovechar». Un acto anónimo, sencillo y solidario que contrasta con un dato inquietante: España es uno de los países que más consume moda rápida en el mundo.

La llamada moda rápida es un modelo de producción textil que genera prendas de manera acelerada, a bajo coste y con materiales de corta durabilidad. La estrategia es inundar el mercado con las últimas tendencias en cuestión de semanas, alentando a renovar el armario con frecuencia. En España, según los expertos, más del 90% de las prendas compradas responden a este patrón, algo a lo que contribuyen tanto las principales cadenas de venta de ropa como los portales web, principalmente chinos, de ropa a bajo coste.

La escena de dos bolsas sobre el banco de la Avenida de A Barca es, en realidad, una invitación a repensar nuestro consumo. La Unión Europea, dentro de su modelo de medias de la Agenda 2030 ya está tratando de atajar este problema de híper consumo textil y el auge del fast fashion.

La moda es la segunda industria más contaminante del planeta, solo superada por el petróleo. Según datos de la Comisión Europea, en España se generan casi un millón de toneladas de residuos textiles al año; de ellos solo entre un 10 y un 12% se reciclan o reutilizan. Los datos apuntan a que cada ciudadano europeo desecha de media 20 kilos de ropa al año. Además, el sector textil es responsable del 10% de las emisiones globales de CO2 y consume un 3% del agua potable disponible.

Frente a estos datos, el gesto del vecino de Poio cobra especial relevancia. Existen múltiples vías para evitar que la ropa acabe en la basura: contenedores de reciclaje textil, gestionados por ayuntamientos o empresas sociales o Cáritas y su programa Moda re-, que clasifican, reciclan y destinan prendas a proyectos solidarios.

También hay tiendas con recogida de ropa usada, que las reciclan y transforman y tiendas de segunda mano y solidarias, como Boa Vida en Pontevedra, donde la venta de prendas financia iniciativas comunitarias.