Un marinero de la Escuela Naval de Marín llega hasta el Supremo reclamando poder ir en chándal

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

En la sentencia se le recuerda al marinero la normativa con respecto a los uniformes que deben vestir los militares de la Armada, en una foto de archivo.
En la sentencia se le recuerda al marinero la normativa con respecto a los uniformes que deben vestir los militares de la Armada, en una foto de archivo. RAMON LEIRO

El guardiamarina se presentó vestido deportivo y de paisano a un servicio que le encargó un superior y le arrestaron un día, así que recurrió a la Justicia, que le paró los pies

06 oct 2025 . Actualizado a las 12:43 h.

Era un sábado de septiembre. Por la tarde. Entonces, un marinero de la Escuela Naval de Marín fue avisado por un superior para que hiciese un servicio. Tenía que conducir un microbús desde Baiona hasta Marín para trasladar a los alumnos y el personal de la goleta Tambo, que había participado en un campeonato del mundo de vela. El militar en cuestión llegó puntual y realizó el servicio encomendado. Pero hubo un problema: en vez de ir de uniforme, el conductor vestía chándal de paisano. Y eso acabó desembocando en un auténtico culebrón judicial al que el Supremo le acaba de poner fin dos años después de estos hechos. 

El superior responsable de ese traslado no le afeó la conducta en el momento al marinero que se presentó vestido de paisano. Ni tampoco le pidió a un compañero que lo relevase. Pero este mando sí tomó nota de lo ocurrido y, posteriormente, el 20 de noviembre del 2023, el comandante-director de la Escuela Naval de Marín le impuso al militar del chándal una sanción como responsable de una falta leve del régimen disciplinario. Se le puso un día de arresto. Sí. Únicamente un día.

Pero al marinero le debió de parecer totalmente excesivo el castigo. Así que primero presentó un recurso de alzada, que rechazó el contralmirante-director de Enseñanza Naval. Como se le había agotado la vía administrativa, el marinero optó por la vertiente judicial. Y presentó un curso contencioso-disciplinario militar ante el Tribunal Militar Territorial Cuarto, pidiendo que se anulase y archivase la sanción.

El tribunal militar no le dio la razón al marinero y dijo que las resoluciones de la Escuela Naval se ajustaban a derecho. ¿Acabó ahí el culebrón por el día de arresto? No. El marinero presentó un recurso de casación. Y ahora hay ya una resolución de la sala militar del Tribunal Supremo al respecto. ¿Le dan la razón? No. Creen que estuvo bien puesta la falta leve por ir en chándal.

Pero la contestación del Supremo al recurso presentado por el marinero no deja de resultar peculiar. En una sentencia de treinta carillas, el magistrado ponente va explicando por qué está bien sancionado que este hombre se presentase en ropa deportiva y no con su uniforme. Cita la normativa que obliga a los miembros de la Armada a vestir de determinada manera y hasta especifica qué tipo de ropa pertenece a cada momento, incluso conduciendo.

El abogado del Estado dice lo siguiente sobre el marinero: «No niega los hechos, sino que tiene una opinión peculiar sobre la licitud de su conducta, En suma, quien tiene que recapacitar sobre sus deberes profesionales es el recurrente, no el mando».