Álvaro, el primer bebé en veinte años de la aldea más fría y alta del municipio pontevedrés de A Lama
A LAMA
El retoño está criándose en Pigarzos, donde ya conoció a la tía Lola, de 102 años, que es la más longeva del lugar y que le dijo a sus padres que no se quejen, porque cuando ella nació «estaba nunha cesta e miña nai na veiga»
06 ene 2025 . Actualizado a las 13:09 h.Si tu padre y tu madre son singulares, tienes papeletas de nacer con el letrero de niño especial puesto. Algo así parecía que iba pasar a Álvaro Vaqueiro Pacheco, hijo de Enrique y Tamara, que son de todo menos normales y corrientes. Él, que se crio en México pero es más gallego que el toxo y en su momento trató de conquistar la alcaldía del municipio pontevedrés de A Lama, y ella, que asaltó todos los titulares posibles el día que le demostró su amor llenándole el coche de miles de adhesivos de colores en la vía pública, jamás pasarán desapercibidos. El pequeño Álvaro tampoco. Pero, ojo, no por ellos. Haciendo honor de sus genes, el retoño está dando que hablar por sí mismo. Es el primer bebé en veinte años de Pigargos, la aldea más alta y fría de A Lama, casi colgada en la zona ourensana de Avión, donde este jueves amanecía a menos tres grados. Su llegada, tal y como anda la demografía en el rural gallego, es casi un milagro.
Álvaro podría pasar sus primeros días de vida en Porriño, ya que sus padres trabajan y vivían allí hasta su nacimiento. Pero, dado que tienen una casa en Pigarzos, quisieron que el retoño conociese lo que es vivir en el rural desde el minuto cero. «Tenía que ir de Porriño hasta Ponte Caldelas a la matrona, que es la que corresponde a A Lama, pero no me importó, lo prefería así porque apenas hay niños y van a acabar retirando los servicios», dice Tamara. Así que Álvaro nació en Pontevedra y se fue directo a Pigarzos, donde al menos estará mientras dure el permiso de paternidad de su padre. Luego se mudará a Porriño y volverá a la aldea los fines de semana, porque casar trabajo diario con vida rural no es factible para su familia. Cuando regrese, seguramente se haga amigo de Iraide, una niña recién nacida cuyos papás viven en Ponte Caldelas pero también son de Pigarzos, así que todo el mundo la espera allí también.
A Álvaro le ha visitado toda la aldea, menos la tía Lola. Ella, de 102 años, es la mayor del lugar, así que fue el retoño el que la fue a conocer a su casa. La mujer lo cogió en brazos y cuando sus padres amagaban con lloriquear porque el crío no les deja dormir, la tía Lola les espetó: «Miña nai ao día seguinte de parir meteume nunha cesta e foi traballar á veiga». Brava como Pigarzos.
Los partos bajan y ya solo nacieron 1.122 niños en el 2024 en Pontevedra
Con los datos del padrón en la mano, Pontevedra es de los pocos concellos de Galicia que puede decir que crece en población. Más allá de esos datos positivos, hay motivos de sobra para preocuparse y para decir que la comarca pontevedresa, como el resto de Galicia, está metida en un invierno demográfico que asusta. ¿Por qué? La cifra de partos en el hospital Provincial, donde no solo dan a luz las mujeres de la capital sino de todo el entorno, continúan cayendo. Es cierto que el número de alumbramientos no se reduce de forma drástica, pero sí paulatinamente desde hace años. En el último ejercicio, en el que los niños nacidos en O Salnés también fueron menos que en años anteriores, en el Provincial únicamente vinieron al mundo 1.122 pequeños. Sale a una media de tres retoños por día, cuando hace unos años eran cinco. En O Salnés el año recién acabado solo nacieron 354 críos frente a los 381 del 2023.
Natalia Alonso es la supervisora de partos en el hospital Provincial. Suspira al preguntarle por el nuevo bajón en el número de nacimientos, aunque matiza: «Pensábamos que las cifras todavía podían ser peores, se baja pero no tanto», indica. Luego, explica que en el 2024 se siguió la tendencia de los últimos tiempos con respecto a la edad media de las madres; que es avanzada. Paradójicamente, aunque el grueso de las progenitoras ya no están en una edad que se pueda considerar joven, en el 2024, como cada ejercicio, también se registró algún parto de chicas menores de edad. «Siempre hay alguna mujer de 16 años o incluso menos que da a luz, son pocos casos, pero existen», dice.
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Piel con piel o acompañamiento
En el 2023, en Pontevedra hubo un movimiento histórico de madres, que formaron una plataforma llamada Loita, para, entre otras cosas, pelear por los derechos de las parturientas a estar acompañadas en el nacimiento de sus hijas, aunque estos sean por cesárea. Y, también, para que se trate de un parto natural o una intervención puedan realizar el piel con piel con sus bebés o bien ellas o sus acompañantes. El Sergas les dio la razón y se acabó cambiando el protocolo de los alumbramientos. ¿Se está cumpliendo con ambas cosas? Alonso señala que se «avanzó mucho» en ese aspecto y que en comparación con otras áreas sanitarias la situación es mucho más positiva. Aún así, cree que hay margen para continuar mejorando: «Hay que trabajar en equipo, matronas, obstetras, anestesistas, enfermería y REA», indica Alonso.