Travis Birds: «Este año es el primero que hago festivales»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

BUEU

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La madrileña llega a Bueu con un nuevo trabajo: «Sí que debe de ser rarito de puertas para fuera»

24 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Toma su nombre del personaje interpretado por Robert De Niro en Taxi Driver y se autodefine en su web como «una mezcla entre un niño, un señor muy serio, una tarada y un escarabajo común». Pero la madrileña Travis Birds es mucho más que eso. Es una artista capaz de adentrarse en lo más profundo y sacar uno de los trabajos más interesantes de lo que llevamos de año. El 5 de agosto actuará en el SonRías Baixas de Bueu, en una jornada en la que también se ha programado a Iseo & Dodosound.

-El nuevo disco, «La costa de los mosquitos», se podría considerar como una rara avis dentro de la música actual.

-Puede ser. No lo sé. Es un disco con muchas capas, es oscurito, denso, pero es que llevo tanto tiempo preparándolo que se me hace supernormal. Pero sí que debe de ser rarito de puertas para afuera y aún así, de su densidad, de que cada día estamos menos acostumbrados a dar un oportunidad a esa densidad y que el consumo es cada vez más rápido, me encuentro con que la gente está respondiendo muy bien. Encuentran el momento para escucharlo y meterse en este universo. Me está resultando una sorpresa muy grata, muy bonita.

-Lo primero que se me vino a la cabe al escuchar hablar del disco fue la novela de Paul Theroux. ¿Fue una influencia?

-La verdad es que no tiene nada que ver, pero solamente en principio. El título vino porque me parecía muy acorde, pero no sabía nada ni de la novela, ni de la película... Y no la quise leer ni ver para no condicionarme. Igual me contaminaba y no lo quería para mí. Espere un tiempo, vi la película y observe que tenía mucho que ver de otra manera y con otros detalles, otros matices. El concepto recogía esa perdida de la cabeza, de la persona que llevas al volante... Tiene cosas ahí que me sorprendieron.

-Uno de los aspectos que más me llama la atención es el contraste entre la oscuridad que se percibe en muchos momentos del disco y la sonrisa y el buen humor que le acompañan siempre.

-Sí, sí. Para mí es algo que no está reñido. Es una oscuridad muy teatral, también, y muy tragicómica. No me parece que las canciones sean tristes, ni que cuento las penas de una forma que se quede únicamente ahí, sino que siempre busco que sea un elemento transformador y con cierto humor que, quizás, se nota menos en este disco que en el anterior. Todo está compuesto, un poco, desde la tragicomedia, desde cierto teatro y desde cierta dramatización, pero un poco llevada al esperpento y al estallido hasta la transformación.

-¿Y si le pregunto por las influencias en este trabajo?

-Muchísima gente. Por decir algunos nombres... Enrique Morente ha sido una gran influencia; Chet Baker, otra; Extremoduro; Amy Winehouse siempre es una influencia... Son artistas y grupos que tengo de cabecera, pero hay muchos otros. Intento influenciarme de todo lo que creo que está bien hecho y este disco ha sido un proceso muy largo. Ha habido todo tipo de influencias que han ido dejando ahí su matiz por pequeño que fuera y me dejo muchísimos nombres fuera.

-Y todos de estilos musicales muy dispares.

-Sí. Ha coincidido en una época en la que me metí a estudiar en profundidad composición y a conocer a autores de los que desconocía y músicas de las que nunca me había empapado. De una forma muy amplia en el tiempo han ido generando una gran influencia en mí. Es por eso que el disco recoge matices de muchísimas cosas muy distintas de esta etapa.

-La actualidad manda y la pregunta es casi obligada, ¿cómo está siendo el regreso al contacto con el público en directo?

-Me siento bastante afortunada porque, dentro de esta situación, ni siquiera el año pasado, que fue más duro que este, he tenido un parón supergrande en ningún momento. A lo mejor porque las circunstancias responden bien a mi proyecto, porque no es mucha gente y es un disco muy para escuchar sentado, y hay proyectos que se prestan menos a eso. En este sentido, me siento afortunada y aprovechando lo que se puede hacer, y cada vez con más ganas de que vuelva la normalidad. Soy positiva y agradecida.

-Dentro de unos días la veremos subirse al escenario del Festival SonRías Baixas.

-Es una cosa muy novedosa para mí, porque este año es el primero que hago festivales y me estoy conociendo en ese ámbito. Me emociona muchísimo y, sobre todo, me genera una gran responsabilidad porque la gente va a verte, pero es también un espacio donde te encuentras muchas personas nuevas. Es todo un reto. Tengo la sensación, y a lo mejor luego no es así, de que hay una expectativa de responder a cierto formato de festival, al que no estoy acostumbrada y en el que me estoy empezando a mover ahora y aprendiendo. Me emociona muchísimo y tengo muchas ganas porque tocar al aire libre es lo mejor del mundo. Esto ya para mí es una motivación increíble.

-¿Quizás una de las mayores dificultades de un festival es tener que actuar ante un público más ecléctico que el que va a un concierto de un artista concreto?

-Claro, a eso me refería y por eso es más reto. Te lo tienes que ganar y meterlos en un mood que, a lo mejor, no es el mood de mi música, que no es tan festivalera. Veremos a ver, pero, sin duda, de todo se aprende, todo es un proceso y habrá conciertos que me cueste más sacar adelante y otros, menos, pero me apetece un montón tener la experiencia.