David Ruiz, cantante de La M.O.D.A.: «Mientras haya una persona que te escuche tiene sentido tocar»

Alfredo López Penide
López Penide BUEU / LA VOZ

BUEU

CEDIDA POR EL SONRÍAS BAIXAS

La banda burgalesa regresa este sábado al SonRías Baixas: «Te cuesta creer cómo estábamos hace un año y cómo estamos hoy»

10 oct 2022 . Actualizado a las 16:11 h.

«Venimos con un disco nuevo bajo el brazo, Nuevo cancionero burgalés, que publicamos el pasado diciembre. Vamos a tocar canciones de todos nuestros álbumes, pero también temas del nuevo disco», reflexiona David Ruiz, cantante y compositor de La M.O.D.A., acrónimo de La Maravillosa Orquesta del Alcohol, apenas horas antes de salir este sábado al escenario del SonRías Baixas de Bueu.

—¿Cómo está siendo la recepción de este disco?

—Es un trabajo muy importante que no está trayendo muchas alegrías y que nos ha servido para conectar con un público que antes no nos conocía, de todos las edades y de todos los sitios. De alguna manera, teníamos unas dudas sobre como iba a recibirlo la gente porque por el título podría parecer un poco restrictivo. Parece que si no eres de Burgos no va contigo, pero ha sido una alegría muy grande porque nos escribe gente de Galicia, de Andalucía, de Baleares... Hay gente que nos dice que este disco les ha servido para conectar, como una madre que nos escribió diciendo que «es el único disco que pudo escuchar con mi hija. Nos gusta a las dos. Por fin puedo compartir un grupo» o el que nos dijo que se emocionó al escucharlo con su abuelo.

—¿Qué siente un grupo cuando comprueba que está conectando con nuevos públicos?

—Es muy bonito, muy emocionante. Para nosotros la música no tiene edades y tampoco fronteras. Este disco también nos ha traído muchas alegrías en cuanto a que vemos que la gente es cada vez más abierta. Yo te enseño lo mío, esto es lo que cantaba mi bisabuela aquí en Burgos y otro te enseña lo que cantaba la suya. No se trata de imponer o de creer que lo tuyo es superior, sino que, y esto es lo que más nos gusta de la música popular, es compartir y enriquecerse con lo del otro, de compartir, de escuchar y ahí está la riqueza de este país, la diversidad.

—¿Han tenido que realizar arreglos para trasladar algunos de estos temas al directo?

—No. Es un disco que hemos grabado prácticamente todo tocando juntos a la vez. Es un disco de local, de haberlo ensayado muchos meses antes de grabarlo y salió muy natural.

—¿Era una deuda que tenían con Burgos o no lo siente como tal?

—Siento que ha sido algo natural, algo que nos pedía el cuerpo a través de los textos y de los cancioneros populares de Federico Olmeda y de Antonio José. Nos hemos inspirado y emocionado mucho viendo esas letras que tenían más de cien años, que muchas de ellas podrían ser cantadas hoy. Sí que es verdad que cada vez sentimos más arraigo con nuestra tierra. Igual cuando teníamos 15 años toda la música que escuchábamos era lo que hacían los norteamericanos o los ingleses, mirábamos siempre a fuera, pero uno en ese camino que va haciendo en la vida buscando su propia identidad y su propia verdad, y gracias a tener amigos que nos han enseñado sobre la música popular y sobre nuestras raíces, de alguna manera, hemos reconectado con nuestra tierra. Esto nos ha servido también en lo personal para reencontrarnos con nosotros mismos y con el lugar del que venimos. La deuda siempre estará ahí, nunca la podremos saldar porque con nuestra tierra hemos tenido muchísima suerte. Desde el principio, nos han tratado con tanto cariño que, a veces, abruma. Gracias a ese cariño, a ese boca a boca de la gente que ha llevado con amor el nombre del grupo, hemos podido salir fuera y, poco a poco, ir creciendo.

—Ahora toca Bueu, ¿qué prefieren un festival o un concierto en solitario?

—Preferimos tocar. Nos da igual. Hemos tocado desde en la calle hasta en festivales y salas, que son importantísimas para nosotros y para la música. Mientras haya una persona que te esté escuchando tiene sentido tocar.

—Hace un año por estas fechas y con motivo del mismo festival, el SonRías Baixas, le entrevisté en un marco de restricciones sanitarias. Parece que ha pasado más tiempo.

—Pues, sí. Es un cambio que ha sido tan grande que cuesta... Echas la vista atrás y es hasta increíble ver como estábamos hace un año y ver como es la situación ahora. Da mucha felicidad volver a ver a la gente disfrutando de los conciertos sin restricciones, sin las sillas, sin las mascarillas. Se valora muchísimo y aún más viniendo de donde venimos, que han sido años chungos para la música en directo. Te cuesta creer cómo estábamos hace un año y cómo estamos hoy.

—Lo cierto es que en Bueu son uno de los grupos más queridos.

—Eso nos da mucha alegría y mucho orgullo. Qué te reconozcan fuera de casa, que lo que haces signifique algo a cientos de kilómetros de tu casa, te pone la carne de gallina. No puedes pedir más. Con Galicia y con las Rías Baixas, en concreto, tenemos una conexión un punto especial. De hecho, casi todas las letras de Ninguna ola, el anterior disco, las escribimos estando en Galicia. Es algo que no hemos contado mucho por no dar la brasa. No vamos a descubrir nosotros nada en cuanto a la comida, la gente o el paisaje, pero de los atardeceres más bonitos que hemos visto en la vida, los hemos visto en vuestra tierra y eso marca. Va a ser un placer disfrutar del día en Bueu.