«Mi pareja y yo recibimos una ayuda de 10.800 euros para nuestra primera casa»

Cintia Abuín y David García estrenaron hace unos meses su casa de Moraña, un piso de 115 metros cuadrados con casi 45 de terraza. Los dos son jóvenes y buscaban empezar una nueva vida juntos. Buscaron en Caldas, de donde es ella, pero el alquiler era tan alto que optaron por comprar en un concello vecino. Las ayudas de la Consellería de Vivienda le dieron el empujón que necesitaban para dejar de ser inquilinos y hacerse propietarios. La Xunta tiene un presupuesto de 3,8 millones de euros para facilitar la adquisición de la primera vivienda. En el caso de los menores de 36 años que vayan a vivir en un municipio de menos de diez mil habitantes podrán recibir un máximo de 10.800 euros. El piso no podrá superar los 120.000 euros.

—¿Fue complicado encontrar una vivienda a su medida?

—Sí, estábamos de alquiler en Moraña, pero había muchas humedades y pensamos en buscar algo en Caldas. Allí los precios están por las nubes y optamos por quedarnos en Moraña.

—¿Era más asequible la vivienda?

—Sí, los alquileres en Caldas son inviables. Por un piso es raro que pagues menos de 500 euros y aquí compramos uno por 73.500 euros. Era un embargo del banco y nos salió muy bien. Tuvimos mucha suerte porque encontramos un piso de 115 metros cuadrados con una terraza de 45 metros.

—Al ser menores de 36 años, la Xunta da ayudas para la primera vivienda, ¿fue su caso?

—Sí, a nosotros nos dieron 10.800, se supone que son 5.400 para cada uno. La solicitas, pero primero tienes que comprar la vivienda y luego te conceden la ayuda. En nuestro caso fue súper rápido, comparado con otras que había pedido con anterioridad para el alquiler. Hace un año firmamos la hipoteca y en septiembre ya teníamos la ayuda.

—¿Los requisitos para optar a las subvenciones de Vivenda son muy exigentes?

—Nosotros cumplíamos todos los requisitos, teníamos que ser menores de 36 años, que fuese nuestra primera vivienda y la residencia habitual, además de no tener patrimonio. En los próximos cinco años no podemos vender el piso y en cuestión de ingresos era un baremo normal. Mi pareja y yo trabajamos y nos la concedieron.

—¿Viven y trabajan en Moraña?

—No, yo tengo que ir a Caldas y David se desplaza a diario a Padrón. Por todo eso preferíamos que fuese en Caldas, además de porque yo nací allí, pero la verdad es que estamos encantados con venirnos a Moraña.

—¿Los desplazamientos no suponen un hándicap?

—No, estamos muy tranquilos, estamos a un paso de nuestro familias y poco a poco vas conociendo el pueblo.

—¿Le compensa más pagar la hipoteca que un alquiler?

—La verdad es que sí. Antes pagaba 350 euros de alquiler y ahora la cuota de la hipoteca es de 337 euros.

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