Algunos locales hicieron hasta tres turnos de comidas para atender la demanda
01 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.La Feira do Cocido arrastró a Lalín a miles de personas que tomaron primero las calles y luego los restaurantes. Los 31 establecimientos que participaban en la cita gastronómica llenaron sus comedores y tiraron de ingenio para dar cabida al mayor numero posible de comensales. Algunos habilitaron mesas y sillas en las cafeterías contiguas y otros hicieron varios turnos de comidas consecutivos. Llegaron a hacerse hasta tres rondas en la misma mesa en algunos restaurantes que funcionaban sin reserva previa. Los comensales más madrugadores se sentaron a comer con horario europeo. A las doce en punto estaban hincándole el diente al cocido para salir a tiempo para asistir al desfile de carrozas, charangas y comparsas. Para los lalinenses -que tienen la oportunidad de comer cocido a diario- el desfile es lo más esperado de la fiesta. Para los foráneos también es un extra atractivo, pero la mayoría no tiene prisa por sentarse a la mesa. La avalancha hacia los restaurantes se produjo entre las 14.30 y las 15.00 horas, con horario español llevado al extremo. Entremeses de parranda antes de sentarse a una mesa de la que alguno no se levantó hasta las siete. «A xente bota unha media de tres horas comendo», calcula un hostelero.
A Lalín llegaron comensales de toda Galicia -especialmente de zonas costeras- y algunos del resto del estado y del extranjero. Los que se quedaron sin mesa tendrán aún tiempo de degustar el cocido hasta el 14 de febrero.
Jabois: «O cocido é a escusa para inventar un domingo»
El pregonero de la fiesta fue el periodista Manuel Jabois. Iba a serlo el escritor Neira Vilas, que aceptó ilusionado la propuesta, pero no pudo llegar a cumplir ese sueño. Para el padre de Balbino hubo un recuerdo constante. Jabois, por su parte, cumplió bien con el relevo. El alcalde de Lalín, Rafael Cuíña, se refirió a él como «o sucesor de Larra, Vicent ou o propio Umbral». «Describe a sociedade española como ningún outro nestes tempos», dijo.
Jabois vivió los tres primeros años de su vida en Lalín, donde su padre trabajaba en el Banco de Galicia. Para no mentir, el periodista reconoció que el primer cocido que recuerda haber comido no es el de Lalín, sino el de su abuela de Sanxenxo. «Diante do cocido eu empecei a facerme a persoa que son, tanto nos xornais como na vida: comía o que os demais con querían. A min gústame a orella, a pezuña, morro. Sempre pensei que o rico do cocido, como o rico da vida, é o diferente», dijo. La Festa do Cocido sí fue la primera fiesta de su vida. «Volvimos a Lalín cada ano. Para un rapaz de pobo, Lalín era o estranxeiro. Durante moitos anos foi a única viaxe fóra de Pontevedra que fixen», confesó. «Nese mundo meu Lalín empezou a ser unha sorte de viaxe especial no que tiñamos como escusa o cocido», recuerda. «O cocido é a escusa para poñer o domingo no día da semana que nos dá a gana, para xuntarnos contra o frío, para namorarnos, para falarlle ao porco ao oído. Marmurarlle palabras de amor antes de mordisquearlle a orella e comerlle os morros», sentencia.
Comida solidaria de guante blanco, con sitio para todos
Lalín estrenaba Cocido solidario. Y en torno a 250 personas se reunieron en el hotel Norat Torre do Deza, en un acto de guante blanco, con políticos de todos los colores. La mesa Zobra reunía, entre otros, al pregonero Manuel Jabois, al alcalde Rafael Cuíña, a Casares, Román Rodríguez, Carmela Silva, Santos Héctor, Xavier Vence y Pilar Cancela. Xulio Ferreiro y Martiño Nogueira se sentaban con Manuel Cuíña. Y Crespo con Rubén Lois.
Cuíña se encargó de la queimada, y en su intervención final, destacó el futuro de Lalín, y aludió a su gastronomía, su comercio, su pan y su carne, como factores de reconocida calida. Pidió un aplauso para su antecesor, José Crespo, por su trabajo de años en el Cocido: «Se é de Lalín é bo, e o mellor de Lalín sodes vós», cerró. También agradecieron a todos su presencia María Quinteiro y Pablo Carrón, de Aranes, colectivo al que se donará lo recaudado.