Ana Cancela, la autodidacta que cursó Bellas Artes a los 52 años

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

Ana Cancela en su estudio en Sanxenxo
Ana Cancela en su estudio en Sanxenxo Ramón Leiro

Esta vecina de Dorrón aprendió a los 13 años al ver el ejemplo de su tía Eva, estudió Psicología y compaginó durante años su pasión por la historia de Sanxenxo y el arte hasta que al final la pintura ganó la partida

07 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ana Cancela Muras (Santiago, 1957) tiene su estudio en su vivienda, en la parroquia de Dorrón. «Nací en Santiago, pero me considero de Sanxenxo», deja claro desde el principio. Este concello, sus gentes y sus paisajes son su musa. una fuente inagotable de inspiración para esta mujer autodidacta, que aprendió a pintar imitando a su tía Eva cuando era niña y que estudió Bellas Artes a los 52 años, cumpliendo así el sueño que le fue vedado cuando era joven, porque «en esa época se veía mal a los pintores».

«Empecé a pintar con trece años porque tenía una tía pintora y me encantaba ver cómo lo hacía», explica. En su familia, «no me animaron mucho». Cuando llegó la hora de los estudios superiores quiso cursar Bellas Artes, pero matiza que «no me dejaron». Así que tuvo que buscar otra alternativa y estudió Psicología, profesión que desempeñó pocos años. El arte seguía llamando a la puerta y Ana no desaprovechó la ocasión de aprender más. «Mi vocación siempre fue la pintura».

Pasaron los años y cuando llegó a una edad en que no se suelen empezar aventuras, esta sanxenxina decidió cumplir su sueño. «Con 52 años empecé a estudiar Bellas Artes en Pontevedra», comenta. «Aunque yo pintaba y exponía, era como autodidacta, fui con varios profesores y uno que se llamaba Miguel Mantilla me animó a que hiciera Bellas Artes». ¿Valió la pena? Ana responde sin titubear: «Sí, yo sabía que en Bellas Artes iba a aprender cosas a las que yo sola no iba a llegar».

Tres su paso por la Universidad, todo cambió. Supuso un cambio mental en su concepción artística. «Ser un poco ciega en ciertas cosas te lleva a ser un poco libre y después, cuando llegas a la Universidad, ya ves que hay unos cánones, unas cosas que te enseñan». No quiere decir que los estudios la encorsetasen en unas fórmulas rígidas, porque recalca que en Bellas Artes se enseña a los artistas a ser libre, pero sí precisa que aprendió técnicas y cuestiones que no tendría forma de saber sin alguien que se las enseñase.

Del costumbrismo al abstracto

«Yo empecé con pintura figurativa, después me pasé al costumbrismo, hacía figuras como tipo Laxeiro, Colmeiro, que me encantaban, porque como vivo en el rural me gustaban las escenas de la aldea, de fiestas, de ferias», indica. Esos cuadros gustaban mucho entre 1999 y el 2005, cuando este estilo de temáticas estaba de moda.

Ana ha evolucionado en su estilo artístico, en aras a experimentar y disfrutar de la pintura. «Siempre me gustó el abstracto y cuando fui a Bellas Artes empecé a trabajar con la abstracción», apunta. Sobre su método actual mismo, sostiene: «Estoy en una fase como mixta. De casualidad me hicieron un encargo desde Miami. Querían un cuadro que fuera como los que tenía abstractos, pero tenía que verse un hórreo de esa familia, es decir, tenía que haber algo figurativo en medio». Recuerda que el resultado fue «un experimento que gustó mucho y, a partir de ahí, empecé a hacer como una mezcla, una fusión de esos dos mundos, que es muy divertido».

Ana, de vez en cuando, va a una máster class, porque «siempre aprendes cosas nuevas». Para ella, es como «un pianista que ensaya siempre la sinfonía de Beethoven aunque luego toque otras cosas». Cree que es bueno «reciclarse o hacer cosas diferentes», aunque sin renunciar a su estilo propio.

Este otoño esta artista está trabajando en un cuadro «medio abstracto», donde «se ve un poco la capilla de A Lanzada, con un lenguaje abstracto que he ido trabajando como propio». Ahora Cancela se ha volcado por completo en la pintura, pero en Sanxenxo también se la conoce por su aportación a los estudios históricos sobre este municipio. De hecho, llegó a presidir el Seminario de Estudos Locais de Sanxenxo y el Concello reconoció su contribución con el premio Sanxenxo na Historia el año pasado.

Estas investigaciones son otra de las grandes pasiones de Ana, pero la pintura, al final, acabó ganando la partida. «Yo me considero pintora de los pies a la cabeza desde toda la vida, me arrepiento de que no hiciese Bellas Artes cuando era joven, y cuando lo pude estudiar después descubrí que era mi vocación», concluye.

Ana Cancela se ha especializado en el trabajo con óleo y acrílico y ha ilustrado dos libros: uno sobre rederas y otro sobre la ruta del padre Sarmiento en O Salnés. Sus cuadros, por lo demás, son de gran formato. «Mis cuadros suelen ser grandes, me encanta ese formato, es mi debilidad». Ha participado en varias exposiciones colectivas y la última exhibición en la que participó fue una monográfica en la Sala Nauta en Sanxenxo. A sus 65 años, Ana sigue activa y espera seguir haciéndolo durante mucho tiempo más. «Los pintores no nos jubilamos nunca, porque pintamos hasta que la mano y la cabeza nos aguante».