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Solo y con hielo, gracias

RELATOS DE VERÁN

Sara Fernández Sande. 17 años. Cee. Estudiante

16 feb 2023 . Actualizado a las 13:53 h.

Está sentada, sola y frente a un café. No le gusta echarle azúcar, pero juega con la espuma que queda en el pocillo. El café es solo y con hielo. Sigamos. Los recuerdos amargos del verano no le producen tanta satisfacción como el gusto de esta costumbre vespertina, pero son inevitables: revive una y otra vez en su cabeza cada momento vivido durante esas vacaciones… El cambio para ella será duro, va a dejar todo atrás y tiene miedo; pero la ansiedad ha remitido y espera que esta nueva etapa sea más fácil de gestionar. Marcharse (por fin) le brindará la oportunidad de descubrirse a sí misma, de luchar por quién es y presentarse ante el mundo con el alma un poco más desnuda. La excitación mental de esos instantes de ensoñación, tan fugaces, le devuelve la ilusión por vivir, por vivir su vida, suya y de nadie más..

Hablamos de excitación mental, no de la física, que la atormenta cada vez que cruza una mirada con la camarera que desde hace unas semanas se ocupa, especialmente, de atender su mesa. Sabe que en algún momento sus preocupaciones actuales serán sustituidas por otras, que debe aprender a relativizar... Siempre le ha parecido más fácil ahogarse en un vaso de agua que nadar en la piscina; sin embargo, tras lo ocurrido, va a tirarse de cabeza al mar y esta vez, está segura. Ahora se levanta y paga en la barra, deja propina pero no se despide, no es su estilo (por eso se gana tan poca amabilidad). Abandona mitad del café, como siempre. Mientras se va, se vuelve para dejarse impresionar una última vez… «Qué bien queda el delantal».