Lo había repetido tantas veces que ya dudaba si Adela se lo había prometido o era solo su deseo.
Se arrebujó en el chal multicolor que creció durante el invierno, mientras con paciencia, vaciaba su bolsa de restos de lana, recuperando viejas habilidades. Aquello fue el inicio. O fue antes, cuando Adela llegó y dijo: “Abuela, tengo 18 años”. Quizás solo fue cuando ella cumplió noventa, cuando pensó que todavía había tiempo. Amanecía. Al otro lado de la ría, sobre los edificios asomaba el día.
Adela no podía haberla engañado. No, no podía haber llegado para eso, después de tanto silencio. «Abuela, ahora no tengo que obedecer a mi madre y quiero recuperarte. ¡Te eché tanto de menos! ¡Sin mi padre, sin ti! El se murió y no me dejaron verlo, pero tú estabas, abuela, y tampoco pude estar a tu lado! Tenemos que estar muy juntas y esta será la mejor aventura, abuela. Están todos fuera, en el pueblo. Nadie podrá impedírnoslo».
Hacía cuatro años que no salía de casa por las malditas escaleras, y porque odiaba la calle. Pero Adela se lo pedía. ¡Dios mío, era una mujer! «Siempre te quise, abuela, pero mi madre me prohibió visitarte. Ahora ya no le tengo miedo». Lo decía con aquella sonrisa igual a la de su padre.
Por eso bajó las escaleras temblando, apoyada en Adela y entró en un taxi con la chica y su patinete, Comieron en la playa, charlaron y rieron. Que poco sabían una de la otra. ¡Maldito divorcio! A media tarde Adela se fue con su patinete. «Es una entrevista de trabajo, abuela. Seguiré estudiando, pero también trabajaré. Para ser libre».
La esperó en el chiringuito, junto al embarcadero. «Vendré a buscarte. Tú no te muevas de aquí» le había dicho Adela. No se movió y repitió aquella frase durante toda la tarde y, cuando se hizo noche y todos se fueron, siguió repitiéndola para no tener miedo.
Los faros compitieron con el sol que asomaba. Y un vendaval de sonrisas y lágrimas la envolvió.
—Abuela! No podía venir. Me tuvieron en el hospital. Me he roto alguna cosa, pero al patinete le fue mucho peor.
Rosario Barros Peña. 88 anos. A Coruña.