La vida a través de una ventana

Domingo Pose

RELATOS DE VERÁN

13 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada vez que nos asomamos a una ventana, bien sea de tu casa, de un coche, la ventanilla de un autobús o de un centro de trabajo, fijamos la vista en algo o alguien, muchas veces sin reparar demasiado. Simplemente vamos moviendo lentamente la cabeza de lado a lado como si fuera un radar, observando, contemplando, y a veces podemos ver cómo va evolucionando todo, cómo va transformándose el mundo que nos rodea, casi sin darnos cuenta, de una manera imperceptible.

El que haya estado viviendo muchos años en la misma casa, lo habrá notado. Se asoma un día a la ventana de una sala, de un dormitorio o de una cocina y repara en aquel barrio, o el trozo al que le alcanza su vista, o el patio de luces que está grabado en su memoria. Son esos pequeños detalles nuestra referencia del paso de la vida que nos retrotraen a épocas pasadas, felices y menos felices, apareciendo imágenes de personas que convivieron con nosotros en esa vivienda o vecinos del barrio.

Siendo uno bastante observador, veía ante sus ojos cómo se desarrollaban escenas familiares o situaciones en las que aparecían personas, a veces a la misma hora, y desaparecían como los actores que se desvanecen detrás de un telón, apareciendo otros personajes.

Cuando en mi época escolar cogía el trole, iba escaneando como el radar aquellas calles, aquellas casas y las personas que se subían y se bajaban. Acababan formando parte de ti, y cuando volvías a ver todo aquello, parecía como si hubiera un orden (a veces echabas en falta a alguien, posiblemente con el que nunca hablaras, pero estaba en tu paisaje, en tu decoración exterior). Como les pasa a personas que van cumpliendo años, uno siente nostalgia y cierta melancolía, pero mientras pueda, puede volver a asomarse a esa ventana, ventanilla o cristal en su mente, y recordar que todo en la vida es efímero.