Amigos

Armando Mondelo

RELATOS DE VERÁN

14 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Sorprendido estoy por la solidaridad ciudadana de este país. Se me inundan los ojos de emoción solo pensarlo.

A mí, que reconozco ser persona introvertida, descuidada para las relaciones sociales. Resulta que llevo varios meses que me llaman cantidad de amigos. Hay días que recibo hasta doce llamadas en el móvil personal.

Es de agradecer y los considero amigos por su enorme preocupación por conseguirme ahorros en los gastos más cotidianos, personales y del hogar, como: Telefonía, decesos, luz, gas, fibra, contratos… etc. ¡Pero qué majos son! Sorprende que muchos me pregunten, nada más contestar. ¡Sí, yo soy yo! ¿Pensarán que tengo Alzheimer?

Otros me ofrecen préstamos para que viva con más desahogo y me permita algún capricho que me ilusione. ¡Qué buena gente! ¿Sabrán que estoy jubilado y que mis ingresos son, más bien, ajustados? Estos son mis preferidos por su optimismo. Aunque dudo que pueda vivir más relajado adquiriendo deudas.

Los hay que, al atenderles, me cuelgan o emiten algún anglicismo. Me quedo con la duda si les ha dado un patatús, o quieren asustarme. A mí, lector empedernido de novela negra. Es como pretender aterrorizar al hombre del saco con un matasuegras.

¿Que quiénes son? Pues no lo sé. Son una Babel de acentos vocales e infinitos teléfonos, pero es de agradecer su interés.

Ignoro cómo han conseguido mi número, si solo se lo doy a familiares y amigos íntimos. ¡¡¡Toma ley de privacidad!!!

Así que, por solidaridad con mis vecinos y con la sana intención de que ellos también disfruten de estos cuidados y no los acapare yo todos. He decidido atender solo a los contactos agendados. Para todos los demás, soy el bloqueador más rápido al oeste de Pedrafita.

Porque considero una agresión imperdonable que después de rechazar, cortés, sus propuestas. Me atosiguen con ellas cual martillo pisón. Además, sin el mínimo respeto al horario que la prudencia aconseja. Y me revienten, por ejemplo, mi sacrosanta siesta diaria de sillón. Lo que veo como un acoso insoportable.