No monetizable

Juan Vidal

RELATOS DE VERÁN

14 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Tecleó la última línea. Esperó, aguantando la respiración. Deseó que fuese lo suficientemente original para sacarse unos coins. «No monetizable», sentenció la melodiosa voz del Supervisor.

Apagó un grito de rabia y cerró la consola de golpe.

Buscó un ascensor. Unos amigos le esperaban diez plantas arriba. Escanearon textos para IAs durante varios años; luego, pasaron a escribirlos. Estaban en la barra, apiñados junto a decenas de otros clientes. Fernanda levantó la mano para avisarle. Parecía colocada:

—Ya no monetizo —dijo—. La IA lo sabe todo de mí.

Fernanda se desahogó, bebió y luego la dejaron durmiendo la mona en una cabina-dormitorio del piso catorce. Pusieron los coins entre todos.

Después, fue directamente al vertedero de Kraps. Antes leía en aquel sitio, para inspirarse. Eve paseaba por la instalación, recolocando los estantes. Le dijo que quizás encontrase algo al fondo, habiendo que en realidad, todo estaba subido a la red.

Hacía años que los basureros habían dejado de revolver en busca de libros.

Las horas pasaron inútiles. Estaba agotado. El androide creyó estadísticamente adecuado sentir pena por él.

—Puedes dormir en el depósito de papel para quemar —sugirió.

Se dirigió hacia el fondo del almacén y se metió en una gigantesca cubeta llena de cartones, prospectos arrugados y hojas. Se abrigó como pudo. Trató de acomodarse, pero algo se le clavaba en la espalda: un cuadernillo de folios grapados, tecleados a máquina. Había una nota escrita sobre la cubierta: «Sin interés. No monetizable». Parecía de una editorial antigua. Lo ojeó y se quedó fascinado: una historia bizarra, absurda, grotesca, muy mal escrita.

Buscó en las redes y no encontró nada del autor. Escondió el documento en su abrigo, cogió un par de libros al azar y fue a pagar. Eve sonrió, aprobando la compra, sabiendo que aquellos libros no valían ni el papel quemado tras prenderles fuego.

Mientras tecleaba la historia en la consola del Supervisor, pensó que escribir no tenía futuro.