Aquel día caluroso de verano, la vida de Angela Casiluna cambió por completo cuando llevaba a su amigo Angel Verdacosta a la clínica de desintoxicación Vida Plena. Él fue un triatleta que llegó a las olimpiadas de Londres, pero con las ansias de querer mejorar, empezó a consumir drogas y a meterse en ese mundo sórdido. Perdió su empleo de bombero y se juntó con malas compañías que le ofrecieron ganar dinero rápidamente. Empezó de camello para los Malasombra, unos narcos gallego-sicilianos que tenían varias empresas. Cuando circulaban a la altura de la playa de Riazor, se percataron de que un Mercedes negro los seguía. En esto, los hombres que iban en su interior empezaron a dispararles. A Ángel lo alcanzaron en la sien y a ella en el pecho. Con la zozobra cayeron al mar. Cuando los buzos de la Guardia Civil recuperaron los cuerpos, los llevaron al hospital para hacerles la autopsia. Ya en la morgue, ella se despertó y vio a su amigo muerto, preguntándose por qué lo habían matado. De repente se da cuenta de que algo en su interior había cambiado: se le había regenerado sola la zona de la herida, tenía un superoído y su cerebro iba mucho más rápido y poseía más fuerza.Unos meses más tarde, Ángela ingresa en el cuerpo de la Benemérita, en estupefacientes. Investiga el caso de su amigo y descubre que había hecho un trato con la pasma para pillar a los Malasombra, pero alguien de dentro lo había traicionado. Ella se había propuesto detener a los responsables de la muerte de su amigo y a sacar el polvo blanco de las calles. Y en ello está.