
«Tuvimos que traducir "partirse la camisa" a idiomas como chino», explica la CEO, Aída Cordeiro, sobre la labor que hacen de adaptación cultural y asesoría. Acaban de expandirse a Estados Unidos y Reino Unido
07 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Con la entrada de ChatGPT, la inteligencia artificial se ha hecho muy popular, pero esto viene de hace muchos años atrás». Aída Cordeiro lleva desde el 2007 dedicándose al mundo de la comunicación internacional, los proyectos de traducción y los proyectos multiculturales y veía que en su ámbito profesional había dos problemas de relevancia: el primero, que se gestionaban los proyectos de traducción masivamente, sin tener el objetivo de comunicación que hay detrás de ellos. El segundo, que había una serie de pasos manuales y tediosos que parecía que podían agilizar ciertas herramientas y que, aunque ella quería utilizar, encontraban resistencia en el sector.
Con esos mimbres nació Attesor, una consultoría de comunicación internacional que busca «asesorar a nuestros clientes sobre cuál es el servicio exacto que necesitan» y que además usa la inteligencia artificial y otras herramientas tecnológicas que hay en el mercado para agilizar sus procesos y mejorar su control de calidad sobre los contenidos que producen, que en primera instancia siempre son creados por personal experto.
La empresa carga un documento que necesita traducir la empresa, se divide en segmentos y se van traduciendo dichos segmentos. Las herramientas con las que trabaja Attesor detectan errores en los textos, las repeticiones, las palabras que faltan o los dobles espacios y también permiten tener memorias de traducción adaptadas a cada cliente. «Cada cosa que traducimos queda almacenada y si nos manda textos en los que se repiten cosas que ya hemos traducido, se autopropagan automáticamente».
Eso permite tener una mayor coherencia lingüística en el tiempo con un cliente concreto, ya que la tecnología va aprendiendo de la información que se le facilita.
«Nunca hay una única traducción, siempre se puede traducir una cosa de maneras diferentes», afirma la CEO de Attesor. Así que ese mecanismo automático de autopropagación mantiene las terminologías exactas de una empresa. Además, se van entrenando las herramientas, porque «lo que para un cliente hemos traducido de una manera, quizá para otro tenga que ser distinto».
El uso de estas herramientas tecnológicas también permite personalizar los servicios, teniendo en cuenta incluso una serie de términos que en en ocasiones deben ser excluidos, por ejemplo porque los utiliza alguien de la competencia. La herramienta también alerta de que no se pueden usar.
«Todo eso se gestiona automáticamente, sin que tengamos que leer el texto entero, sino que vamos directos a dónde nos indica la herramienta para hacer los cambios», explica Cordeiro, CEO de Attesor, que ya se ha expandido a Estados Unidos y Reino Unido gracias al programa Galicia Avanza y que estudia también entrar en el mercado francés, especialmente en los ámbitos de la medicina, farmacia y cosmética.
Además, han puesto en marcha una aplicación para eventos internacionales de traducción simultánea y que permite que los intérpretes no se tengan que trasladar al lugar del evento. Las personas asistentes descargan la app en su móvil, seleccionan el idioma de su preferencia y aunque haya ponentes que estén hablando en otra lengua, escucharán la traducción al idioma que han seleccionado que están haciendo profesionales desde sus oficinas o desde sus hogares.
¿Hacen traducción automática? De momento, no. Aída Cordeiro no se cierra a incorporarlos en un futuro, pero de momento Attesor no lo ofrece porque las herramientas disponibles «todavía no ofrecen la calidad que nosotros ofrecemos». Además, al tener un certificado ISO, no está permitido. «Lo tenemos vigilado muy de cerca, a ver cómo evoluciona».
Es decir, Attesor no es una empresa de traducción al uso, porque además de hacer traducciones tradicionales a todos los idiomas a través de una red de colaboradores repartidos por todo el mundo, hacen creación de contenido, adaptación cultural, localización e incluso consultoría para ver cómo suena una marca en otros países teniendo en cuenta no solo el idioma oficial, sino otras lenguas que puedan estar conviviendo y obviamente, el contexto cultural, que juega un papel fundamental.
«Dependiendo del país al que nos vamos a dirigir hay comportamientos diferentes y el contexto histórico y el momento político y social es diferente». Aída Cordeiro pone como ejemplo la campaña de la Junta Andalusian Crush, en la que salía el actor que daba vida a Tyrion Lannister y durante la que se recitaban versos de Lorca o canciones de Lola Flores o Camarón. El reto fue para Attesor traducir a chino, a japonés e incluso a inglés o italiano que a priori parece un contexto cultural más cercano a España una expresión en concreto: partirse la camisa.
«Teníamos que buscar una frase que representara esa pasión del flamenco pero que tuviera en el país de destino referencias culturales para poder entenderla». El resto fue grande y la adaptación cultural, también porque del texto en español quedó apenas nada. «Hubo que darle una vuelta de tuerca. Son contenidos creativos, que al final están transmitiendo el mismo mensaje, que era promocionar la cultura andaluza, pero hubo que cambiar por completo las frases», aclara Cordeiro. Para expresar el partirse la camisa en inglés acabaron usando feel the passion (siente la pasión).
El contexto es también importante en cuanto a marcas. Está un famoso modelo de coche que en Galicia ha servido para más de un chiste, pero otras anécdotas como la que relata en su blog Attesor: una empresa estadounidense, que comercializaba un rizador de pelo que tenía por nombre Mist stick (mist significa bruma, espray o rocío en inglés) decidió dar el salto a nuevos mercados, entre ellos Alemania, y, como alemán e inglés son dos lenguas relativamente cercanas, decidieron mantener el nombre comercial, sin darse cuenta de que en alemán mist significa estiércol boñiga. Comercializaban un palo de boñiga.
Por eso son importantes servicios de traducción como los que ofrece esta firma gallega, que tiene el grueso de sus clientes en España pero también hay empresas que llegan desde otros puntos del globo. «Intentamos tener una reunión inicial para saber bien cuáles son sus necesidades y a partir de ahí aconsejamos sobre el tipo de servicio», explica Cordeiro. Por ejemplo, en casos como la de localización de contenidos trabajan como si fueran una agencia de márketing para alinear los objetivos que tienen con los resultados en otros países.
«Tenemos un departamento de IT e investigamos mucho», dice Cordeiro sobre cómo incorporan la tecnología a su empresa. Buscan empresas que proporcionen «las herramientas que consideramos más punteras y eficaces para nuestro trabajo» porque, admite la CEO de Attesor, hay también expectativas muy altas. «De repente salen herramientas para todo y a veces nos estamos sobrecargando de apps que no son necesarias».
El objetivo en el caso de Attesor, cuyo nombre es Rosetta al revés (la piedra que permitió descifrar los jeroglíficos egipcios), es la eficacia. «Como tenemos la ISO, hacemos encuestas de calidad a nuestros clientes y lo que más valoran de nosotros es lo ágiles que somos. Somos ágiles porque tenemos ayuda tecnológica. Humanamente sería imposible cumplir con los plazos sin estas herramientas», explica Aída Cordeiro.