El juez quiere tener controlada la vigilancia electrónica de Finn Batato, alemán de 38 años
10 feb 2012 . Actualizado a las 11:27 h.El responsable técnico de Megaupload, Finn Batato, detenido en Nueva Zelanda en el operativo internacional contra la piratería informática, pasará otro fin de semana en la cárcel, tal y como ha decidido esta mañana la justicia del país oceánico.
El juez Nevin Dawson del Tribunal del distrito de North Shore dijo que Batato, a quien se le concedió a finales de enero la libertad condicional, ha explicado que la decisión responde a problemas vinculados a la administración de su vigilancia electrónica, según el portal de noticias neozelandés Stuff. Está previsto que Batato, de nacionalidad alemana y de 38 años de edad, sea puesto en libertad condicional el próximo lunes para residir en la misma vivienda que el holandés Bram van der Kolk, jefe de programación de Megaupload, a quien liberaron provisionalmente ayer. Al igual que van der Kolk, Batato no podrá acceder a ningún tipo de conexión a internet, agregó Stuff. Los dos informáticos fueron detenidos el 20 de enero pasado (jueves 19 en Estados Unidos) junto al fundador de Megaupload, Kim Schmitz, y el cofundador del portal, Mathias Ortmann, en las afueras de Auckland.
El Alto Tribunal de Auckland ordenó a principios de mes que Schmitz, conocido como Kim Dotcom, siga en detención hasta el 22 de febrero cuando comience el proceso sobre su extradición a Estados Unidos. Ortmann sigue detenido hasta que se decida si se le otorga la libertad condicional.
Las detenciones se realizaron a petición de Estados Unidos en el transcurso de una operación policial internacional contra la piratería informática, que incluyó el cierre de su portal de descargas en internet y otras detenciones en Europa.
Estados Unidos quiere juzgar a un total de siete ejecutivos de Megaupload, entre ellos los cuatro detenidos en Nueva Zelanda, por piratería informática, crimen organizado y blanqueo de dinero. A Megaupload se le atribuye haber causado más de 500 millones de dólares (376 millones de euros) en pérdidas a la industria del cine y de la música al transgredir los derechos de autor de compañías y obtener con ello unos beneficios de 175 millones de dólares (132 millones de euros).