Un ataque informático filtra documentos confidenciales del estudio de Hollywood que ponen de manifiesto su cara menos amable. Esto es todo lo que han revelado hasta ahora
17 dic 2014 . Actualizado a las 19:15 h.El celebgate es casi un juego de niños comparado con lo que ya ha sido bautizado como Sonyleaks. Hace unos meses, algún hacker se coló en la intimidad de varias famosas, se adueñó de sus fotos más comprometidas y las colocó en Internet. Minutos más tarde, medio mundo contemplaba boquiabierto una nutrida galería de desnudos protagonizada por nombres tan célebres como Rihanna, Scarlett Johanson o Jennifer Lawrence, la más lastimada por las filtraciones. El último ataque informático ha dado un paso más. Esta vez el ultrajado es uno de los estudios cinematográficos más potentes del mundo. El 2 de diciembre, varias cabeceras estadounidentes, entre ellas The New York Times, Variety o The Verge, recibían en sus bandejas de entrada un misterioso correo, 27GB de miserias y secretos de Sony Entertainment.
Los documentos confidenciales llegaron firmados por un peculiar remitente, los Guardianes de la Paz, un colectivo de «hacktivistas», tal y como ellos mismos se denominan, que las primeras conjeturas basadas en las ampollas que la película de James Franco The Interview ha levantado en el país de Kim Jong-Un relacionaron con Corea del Norte. Sin más noticias fiables sobre su identidad, las tripas de Sony comenzaron a salir a la luz. Entre los cientos de folios que solo un puñado de medios de comunicación ha recibido como regalo de Navidad hay desde presupuestos de películas, salarios de actores y proyectos en fase negociación, hasta mensajes entre los intérpretes y la compañía que revelan los trucos más recurridos por los actores, que respiran resentimiento y racismo, y que ponen de manifiesto todos los complejos de un Hollywood que bajo los focos, en cambio, siempre brilla y sonríe.
Los mensajes de Sony Pictures desvelan, por ejemplo, que las protagonistas de La gran estafa americana, Amy Adams y Jennifer Lawrence, cobraron menos que sus compañeros masculinos, Christian Bale, Jeremy Renner y Bradley Cooper; que el productor Scott Rudin considera a Angelina Jolie «una niñata mimada con poco talento»; que el padre de Beyoncé está empeñado en hacer un biopic de las Destiny's child; que el productor Michael de Lucca se sintió acomplejado cuando vio el pene de Michael Fassbender en la película Shame -sí, lo tecleó y se lo hizo saber a Sony-; que desde los estudios aseguran que Aaron Sorking está arruinado («Sorkin está arruinado y lo único que quiere es que le paguen»); que consideran a Megan Elison, una de las productoras más jóvenes y relevantes del sector asociada a títulos como Zero dark thirty o Her «una loca bipolar de 28 años»; o que Jude Law parece tenerle miedo a Adam Sandler («¿Por qué habéis hecho coincidir la fecha de estreno de su película con la mía?»).
Hay mucho más. Las cadenas de mensajes destapan un racismo que el mundo creía erradicado en determinados sectores, pero que sigue latiendo en Hollywood tras las claquetas. En uno de los hilos electrónicos, la copresidenta de Sony Amy Pascal y el productor Scott Rudin especulan con los títulos favoritos del presidente Obama. Creen que Doce años de esclavitud, Django desencadenado y Ride along, todas protagonizadas por afroamericanos, estarán entre sus preferidas. Ambos se han visto obligados a pedir perdón tras hacerse públicas sus quinielas.
También sabemos gracias a las filtraciones que Tom Hanks se hace llamar en ocasiones Johnny Madrid, en ocasiones Harry Lauder, cada vez que pide un taxi o reserva una habitación de hotel; Sarah Michelle Gellar se presenta como Neely O’Hara; Natalie Portman se esconde tras el nombre de Laura Brown; Clive Owen dice que es Robert Fenton; Jessica Alba, Cash Money y Daniel Craig, se registra como Olwen Williams. Asimismo, el mundo también está siendo testigo, sin haberlo buscado, de la evolución de determinados proyectos, custodiados hasta el mes pasado en el más estricto secreto. Es el caso de la ya «maldita» adaptación de la vida de Steve Jobs que Sony abandonó en noviembre después de que, primero Leonardo Dicaprio, después Christian Bale y finalmente David Fincher se descolgasen del largometraje. Los mensajes dan fe del caos generado en torno a la dichosa cinta, ahora en manos de Danny Boyle, Fassbender y Universal.
Del mismo modo, se ha hecho público que lo nuevo de Bradley Cooper, Emma Stone, Rachel McAdams y Bill Murray es un auténtico desastre; que George Clooney encarnará probablemente a Rupert Murdock en en la película Hack Attack; que el argumento de Star Wars VII estará centrado en Bobba Fett y la historia entre Luke y Leia; y, posiblemente, se desvelará pronto el guión de la próxima película de James Bond. Y aún queda tema para rato.