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Para bien y para mal, las redes sociales modifican el cerebro

Nacho Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

OCIO@

Pilar Canicoba

Hay efectos positivos, como el desarrollo de nuevas conexiones neuronales, y también negativos, como el de las adicciones

20 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los expertos reunidos en Córdoba en torno a Redes III, un congreso organizado por la compañía biomédica Pfizer, han concluido que el cerebro ha sido modificado por las redes sociales. Y su incidencia en el cerebro humano es grande. Y con algún efecto positivo. Por una parte, los profesionales de la neurología han detectado que las redes sociales promueven el desarrollo de nuevas conexiones neuronales, e incluso pueden crear nuevos métodos de aprendizaje. Resumiendo: el cerebro tiene plasticidad para adaptarse a los nuevos retos.

Sin embargo, el uso de las redes sociales pudiera tener también efectos negativos. Dado que el procesamiento cerebral de las redes tiene lugar en los circuitos relacionados con las recompensa, su uso no controlado podría estar asociado a algunos trastornos psiquiátricos y adicción.

El neurólogo y presidente de la Asociación Española de Neuroeconomía, Pedro Bermejo, cree que la llegada de estas nuevas herramientas fue acogida por el cerebro satisfactoriamente. Ha conseguido adaptarse. «Nos adaptaremos a tener gran cantidad de información y cada vez será menos necesario almacenarla. Por ello, se prevé que las áreas de memoria de trabajo para manejar datos a la vez se ampliarán en detrimento de las regiones que usamos para memorizar a largo plazo», concluye Bermejo.

Los expertos comprobaron que los nativos digitales podían hacer varias tareas a la vez con mejor resultado y rapidez buscando información. Aunque tienen dificultad para saber qué fuentes son fiables, y le dan más importancia a la información que captan de amigos y conocidos y menos a las páginas oficiales.

Con las redes sociales el cerebro ha modificado procesos y neurotransmisores. Así, la oxitocina, la adrenalina, la dopamina la serotonina, la testosterona y el cortisol están presentes cuando un usuario emplea la nueva tecnología. En la reunión de Córdoba también analizaron cómo el uso de pantallas táctiles cambió la forma en la que los pulgares y el cerebro trabajan y cómo Internet puede reactivar el cerebro adulto, ideal para terapias con pacientes con daño cerebral adquirido. Pero también el uso excesivo puede generar enfermedades auditivas o inflamatorias.