
Mónica Mariño, directora IES Alfredo Brañas (Carballo)
23 feb 2018 . Actualizado a las 17:01 h.La experiencia es un grado, y ser el primero en comenzar un proyecto aporta un plus a la hora de hablar de él y experimentar en cierto modo con lo que aporte. Mónica Mariño, directora del IES Alfredo Brañas de Carballo, puede decir que el centro en el que enseña fue pionero a la hora de tomar el timón de las nuevas tecnologías. La implantación de abalarMóbil fue un golpe de efecto en la relación entre directiva, docentes, tutores y progenitores. La aplicación para teléfonos inteligentes posibilita una comunicación directa y total entre el instituto y los padres, ya sea mediante avisos colectivos o individuales. Su implantación ha sido ejemplar.
«Axuda na inmediatez -comienza-. Non se trata só de mandar as notas do trimestre ou de fin de curso, funciona a todos os niveis. Iso inclúe, por exemplo, o envío de faltas nada máis se produzan. ¿Que un rapaz faltou a unha hora da mañá? O titor legal xa sabe ao momento que o seu fillo non está na aula. E moi útil». Como directora del centro ha encontrado una vía de comunicación increíblemente versátil a la hora de comunicarse. «Agora mesmo creo que é fundamental. Sabes que a mensaxe que envíes vai chegar a todos os país que teñen a aplicación no seu dispositivo móbil. Xa non é o alumno o que ten que facer de intermediario».
A la comodidad inicial de la aplicación se añaden ciertos factores a tener en cuenta. La sencillez en su manejo y su gratuidad. Un padre que quiera instalarla en su teléfono solo necesita entrar en la App Store en caso de un iPhone, o en la Google Play, en caso de Android. Por supuesto, hay otro aspecto económico a tener en cuenta: el menor uso de papel por parte del centro. «Se en vez de cen folios imprimes a metade, é obvio que se está a producir un aforro nos materiais».
La relación con los tutores y los padres también ha mejorado. «Agora se un profesor quere falar cun pai só ten que mandarlle unha mensaxe a través da aplicación, e o pai poderá contestar de inmediato», explica la directora. Sobra decir que todo es confidencial. En ningún momento el docente expone al público los datos de su teléfono o su IP. «Xa non é o alumno o que ten que dicir ao profesor que os país queren velo ou viceversa. Agora a relación é máis simple, directa, xa que as peticións sábense ao momento».
«É obvio que cando un é coelliño de indias con estas cousas -ríe- pode haber fallos ao principio, pero a verdade e que xa se foron correxindo e as únicas molestias que ten o sistema pasan por pequenos detalles como o ter que cambiar o contrasinal cada certo tempo obrigatoriamente».
¿Y los alumnos? Al principio se sintieron algo vigilados, aunque se fueron acostumbrando. Sobra decir que el acudir a clase es algo obligatorio, por lo que las molestia de no poder eludir ninguna falta es más un gesto de rebeldía que admisible en algún ámbito. «A realidade é que o alumno que se porta ben, faino coa aplicación funcionando e sen ela. Non hai problemas de ningún tipo». Ahora bien, cuando se cumplen los dieciocho y llega la mayoría de edad, automáticamente la aplicación queda bloqueada y se necesita de un permiso por parte del alumno.