
La compañía catalana Lanónima trae a la sala su última montaje El espectáculo muestra la historia de amor y seducción sin tapujos ni disimulos teatrales
19 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.?or vez primera la danza ocupará el espacio de la sala Yago con la presentación de Cosa de hombres, el último espectáculo de Lanónima Imperial, compañía de Barcelona con una sólida trayectoria nacional e internacional y una larga lista de premios. Con esta propuesta la Yago pretende introducir regularmente la danza en su programación, siempre que la respuesta del público sea positiva. Con Cosa de hombres , Lanónima muestra «una relación entre hombres sin tapujos, sin disimulos teatrales», en palabras del autor de la coreografía y director Juan Carlos García. Una propuesta que, en palabras de éste, quiere «contribuir a reducir los trazos de pensamiento reacionario que todavía perviven en nuestra sociedad». El brasileño Glaub Charles da Silva y el indonesio Nicolaas Marckmann son los bailarines que interpretan «con una sentida actuación» y una gran calidad técnica y sensibilidd creativa», según la crítica, esta historia, aunque en Santiago, Marckmann, con problemas en una pierna, será sustituido por Jordi. Cuando el director habla de una relación sin tapujos ni disimulos teatrales, Nicolaas Marckmann interpreta que se está refiriendo a la honestidad de la propuesta, «sin cubrir las cosas, narrando simplemente ese proceso claramente, sin dobles intenciones ni nada». Advierte que no bailan desnudos como mucha gente piensa tras ver fotos del espectáculo. «Nosotros estamos mostrando la cosa como es en esta relación, limpios, con nuestro sentimiento; porque entregamos nuestra intimidad, lo que vivimos fuera, para hacer esa pieza», confiesa Glaub Charles. Además de la danza, la palabra también está presente en ciertos momentos en la voz del bailarín Glaub Charles, quien introduce la pieza invitando al publico a entrar en ella. En este proceso de amor, seducción, conflicto, encuentro y desencuentro, el vídeo, la luz y unas evocadoras músicas -de Chet Baker, Rechenzentrum, Gabriel Yared, Pino de Vittotio, Caetano Veloso, Tomás Luis de Victoria, Björk y Oriol Rossel- dan coherencia a la coreogafía de esta propuesta no exenta tampoco de humor. «Hay un poco de ironía y humor que hacen reaccionar al público -explica Glaub-, porque lo interesante del espectáculo es que la primera parte está dirigida a los espectadores, pero después la pieza tiene un cambio y pasa a entrar más en la individualidad de los personajes y de la pareja».