Granell mirado con ojos de niño

Lara Rodríguez

SANTIAGO

09 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Pequeños artistas. Durante los martes y jueves de agosto en la Fundación Eugenio Granell niños de entre tres y once años se acercarán, de una manera divertida, a la obra del conocido pintor surrealista. Entre las 11.30 y las 13 horas estos chavales aprenderán jugando en el taller llamado Pequeños euGenios. Estarán a cargo de la pedagoga Raquel Vázquez do Pico, quien intentará potenciar la creatividad de los niños y descubrir su particular visión de la obra del artista coruñés. Durante las semanas que quedan de taller escucharán cuentacuentos y harán murales, entre otras cosas. Una de las actividades más llamativas es el taller que enseñará a fabricar indiacas. El indiaca es un juego procedente de Latinoamérica, casi desconocido en Europa, que tiene vinculación con Granell puesto que este artista estuvo siempre muy relacionado con Latinoamérica. El martes pasado, primer día del taller, fue un éxito. Los niños conocieron la historia del artista mediante cuentos y dándole vida a personajes salidos de su imaginación pero basados en la obra de Granell. Los padres que necesiten más información pueden llamar al Pazo de Bendaña, donde se encuentra la Fundación, al teléfono 981 57 21 24 o 981 57 63 94.

La bruja de la inmobiliaria. Un personaje curioso recorre la ciudad estos días, se trata de una bruja que reparte folletos de una inmobiliaria compostelana. Debajo del atuendo está David Gudín. Él es actor y cuando le ofrecieron este trabajo le pidieron que llamase la atención de los viandantes, y eso sí que lo consigue. «Cuando me comentaron que lo importante era captar el interés de la gente se me ocurrió esta idea. Así cuando entrego los folletos por lo menos lo miran, tienen curiosidad por saber qué vendo. Luego se enteran de que nada tiene que ver mi disfraz con la inmobiliaria», cuenta. «La gente es muy simpática», afirma. Incluso se ha dado cuenta de que podría dejar de repartir publicidad y dedicarse a sacarse fotos con los que le piden y así «ganaría incluso más dinero», imagina entre risas. Empezó hace dos días y se lo pasa muy bien, «una vez que no te da vergüenza vestirte así te diviertes mucho trabajando», comenta. Eso sí, intenta estar lejos de la praza do Obradoiro para no quitarle trabajo a las estatuas humanas que viven de las monedas que los turistas les dan por quitarse fotos.

El camino a la universidad. Francesca Baggiani es de Roma y está en Santiago con su grupo de boy scouts. Hace once años que es scout y cada día le gusta más. «Fue una gran idea hacer el Camino todos juntos porque reforzamos nuestra amistad», afirma. El curso que viene comienza la universidad y esta aventura le ha dado fuerzas para comenzar esta nueva etapa. Estudiará arquitectura, «y lo que más me ha gustado de la ciudad es la Catedral», asegura. Cuenta que cuando comenzó la caminata pensó que no iba a poder y al quinto día, cuando llegaron, la emoción la invadió. «Aprendí lo que vale la lealtad en mis años de boy scout. Reforcé estos valores con el Camino», asegura.

Unidos por Compostela. Martin Faye y Paolo Clemente se hicieron amigos andando, camino a Compostela. El primero es estudiante francés, el segundo un italiano técnico de medioambiente. Cuentan de los españoles que «son gente agradable y simpática que habla mucho». Para el italiano lo mejor del Camino es «andar siempre en la misma dirección y conocer gente».