Un globo aerostático con la imagen de la Tierra abrirá la noche de los fuegos del Apóstol

Víctor Cacho

SANTIAGO

El artefacto permanecerá inmóvil en el cielo durante todo el espectáculo.

24 jul 2009 . Actualizado a las 12:43 h.

Un globo aerostático y luminoso de ocho metros de diámetro portará la imagen de la Tierra hasta el cielo de la plaza do Obradoiro en la noche del 24 de julio. De esta forma se abrirá La vida es sentimiento, el proyecto de la compañía italiana Parente Fireworks elegido para el espectáculo pirotécnico y audiovisual para el día del Apóstol. Compostela se convertirá así «en una plataforma para guiar al mundo por un camino de sentimientos».

Pero antes de que estas seis emociones se proyecten en la fachada de la catedral en un espectáculo de más de media hora, se elevará un globo serigrafiado con la imagen del planeta Tierra. Durante la ascensión sonará la melodía Alles Vergänggliche, pieza perteneciente a la Sinfonía n.º 8 de Gustav Mahler, de cinco minutos y medio de duración. Mientras el coro inunda la plaza de emoción, se elevarán nubes pirotécnicas coloradas desde la catedral. El Obradoiro se llena de luz y color, y fuentes de plata iluminan la basílica, seguidas de varias coreografías armoniosas. La música transporta al público al mundo interior de los estados de ánimo, y le sumerge en un profundo viaje a través de los sentimientos.

Todos ellos se proyectarán en la catedral gracias a la obra de Marco Nereo Rotelli, que impresionará la piedra del templo con versos escritos en varios idiomas. Según los significados de cada sentimiento se dispondrán diferentes ritmos de fuegos artificiales y canciones.

Los seis sentimientos

La serie se abrirá con la melancolía, compuesta en una gran equis luminosa en la que predomina el violeta en todas sus degradaciones mientras se escucha Hanging and Escape, de Craig Armstrong. Los fuegos son lentos y melancólicos, y no hay importantes aperturas o secuencias rápidas. Poco a poco, el color se torna dorado (contrapuesto del violeta) y llegan los celos. En este acto se libra una rápida batalla de fuegos y llamas. El ritmo crece e imágenes de cine aluden este sentimiento al compás de una música áspera y estridente de Les Tambours du Bronx, Black Bull.

La esperanza llega al mundo, en este caso, a través del azul, como color del horizonte. Su tonalidad variará poco a poco hasta alcanzar un celeste muy intenso. On Earth as it in Heaven, de Ennio Morricone, acompañará las coreografías pirotécnicas que cada vez se harán más amplias, como marca de haber encontrado la esperanza. Luego, el naranja dará paso a fotogramas de la naturaleza como representación de la felicidad. Un conjunto floral maquillará la catedral mientras se oye Celtic Rain, de Mike Oldfield y, durante un minuto, las campanas de la basílica.

Antes del colofón final con la reproducción del ave fénix, símbolo de la observación de todos los sentimientos, aparecerán la fe y el amor. Con la fe la fachada cambiará las flores por los ojos (espejos del alma), a la vez que ésta se tiñe de plata y verde y suena Jerusalem, de Parry. El rojo representará al amor en fotogramas que cuentan la historia de la humanidad a través de imágenes de paz, con Serra Pelada, de Philip Glass, de fondo. El espectáculo termina con The Firebird, de Strawinsky, con el ave fénix y la unión de los versos poéticos, y una gran cantidad de fuegos que iluminarán la noche del día de Galicia.