Lo único que le debe preocupar al Obradoiro esta semana es el partido del domingo frente al Lagun Aro, no decisivo pero sí de capital importancia. Y esa es la consigna en el vestuario, que se mantiene al margen de los movimientos que han provocado la destitución de Miguel Juane y la degradación de Alberto Blanco, también de los dimes y diretes que se han desatado a raíz de esos cambios y del trasfondo que los envuelve. Para el Obradoiro, lo más importante a corto plazo es romper la racha de ocho derrotas consecutivas, cambiar la inercia y recuperar las sensaciones de la brillante primera vuelta. Y después continuar en la lucha para intentar cruzar la meta de la permanencia. Ya habrá tiempo para analizar todos los acontecimientos de una temporada atrabiliaria por momentos.