Maurice Bailey llegó a Santiago con puntualidad prusiana, a última hora de la mañana, con todas las ganas del mundo de quedarse en el Obradoiro y aprovechar la oportunidad que le brinda el club para darse a conocer en el escaparate de la ACB. Por la tarde pasó la primer parte del reconocimiento médico y completó ya la primera sesión de trabajo a las órdenes de Curro Segura. Y el viernes sabrá si se queda, toda vez que el cuadro técnico apurará los plazos antes de tomar una decisión al respecto.
A poco que justifique el perfil que se le presupone, será la gran novedad ante el Lagun Aro el domingo, ya que la continuidad o no dependerá únicamente de razones técnicas. En el apartado económico, el club se vería obligado a hacer un sobreesfuerzo añadido al que asumió con la contratación de Massey. Pero las cuentas están ya echadas.
Ayudar al equipo
Bailey reconoce que una de las razones que más lo han animado a aceptar el desafío obradoirista es la posibilidad de estrenarse en la ACB. Pero, por encima de todo, lo que quiere es «ayudar al equipo a seguir en una liga tan competitiva». Aunque es un jugador de vocación ofensiva, de los que le gusta mirar al aro, recuerda que también ha sido capaz de adaptarse a un rol en el que prima la dirección sobre la anotación.
El americano se encuadra en la demarcación de base, aunque también puede jugar de escolta. Asegura que la posición no es una cuestión que le preocupa y se declara dispuesto a asumir lo que el entrenador le pida.
Lleva dos meses sin competir, después de que acabase su etapa en la liga adriática, en el Estrella Roja de Belgrado. Pero subraya que su condición física es buena, ya que durante este tiempo no ha dejado de ejercitarse.
Estaría encantado de convertirse en el revulsivo del Obradoiro, de ser una pieza clave de una ansiada cambia de inercia: «Sería algo maravilloso. Mi deseo es ganar partidos y ojalá que pueda estar en el próximo encuentro y que llegue una victoria». Reconoce que apenas tiene referencias del Obradoiro. No obstante, preguntó a algunos amigos que conocen bien la ACB y le recomendaron que diese el paso, ya que se trata de una competición de alto nivel que puede convertirse para él en una buena lanzadera.
Si Maurice Bailey se queda en el Obradoiro Xacobeo Blusens, Curro Segura tendrá que descartar cada jornada a uno de sus jugadores comunitarios o americanos, ya que la reglamentación obliga a inscribir en acta a cuatro o cinco seleccionables, dependiendo de si el equipo utiliza once fichas o doce.