Después de un inicio de semana convulso, el Obradoiro parece haber recobrado cierta tranquilidad para preparar el último tramo de la temporada, aun a sabiendas de que conseguir la permanencia casi trasciende la categoría de milagro.
De momento, el equipo viajará mañana a Valencia con la intención de aprovechar la resaca europea del conjunto naranja, que esta semana se ha proclamado campeón de la Eurocup. Ayer mismo, la plantilla, el cuadro técnico y la directiva tuvieron una jornada de marcado carácter protocolario, con el ofrecimiento del título a la Diputación.
En la primera parte del partido frente al Cajasol, y especialmente en el primer cuarto, el Obradoiro evidenció una mejoría en su juego, sobre todo mientras Stanic y Paul Davis consiguieron mantenerse en pista sin la amenaza de las faltas personales. Y en el último cuarto también apareció la versión esperada de Damir Rancic, la de un tirador con muy buena mano.
Siguen las bajas
El trabajo de la semana se ha orientado a tratar de seguir mejorando el nivel de juego y competitividad, a pesar de que las bajas continúan pasando factura. Curro Segura no podrá recuperar todavía a Djedovic, Higgins ni Vasileiadis, si bien los dos primeros podrían volver al grupo la próxima semana.
Por lo que respecta a Jeremiah Massey, cabe significar que el jugador sigue ejercitándose al margen del equipo pero tiene ya un plan de trabajo individualizado.
Si el Obradoiro sorprende al Valencia en su feudo seguirá apurando sus escasas opciones matemáticas de permanecer en la categoría, incluso en el caso de que el Lagun Aro consiga la victoria en Valladolid. El conjunto de Neven Spahija tiene casi asegurada la cuarta plaza, con lo que se aseguraría el factor cancha en los cuartos de final de la lucha por el título de Liga.