El ex regidor de Teo recibió el título Pedro Ernesto que le concedió la Cámara de Río de Janeiro en un acto muy distinto al de anteriores y multitudinarios homenajes
23 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Sin boato y casi de tapadillo. Así recibió ayer su enésima condecoración el ex regidor de Teo, Armando Blanco, que coronó su abigarrado currículum con la medalla Pedro Ernesto que le fue concedida el año pasado por la Cámara (Ayuntamiento) de Río de Janeiro por fomentar la unión entre los pueblos de Galicia y España con Brasil.
El acto tenía todos los alicientes para convertirse en una concurrida cita en honor de uno de los políticos y hosteleros más conocidos fuera de las tierras compostelanas, sobre todo al otro lado del Atlántico. Pero no fue así.
Tras la misa del peregrino del mediodía, autoridades y amigos varios tenían cita en el auditorio del Hostal de los Reyes Católicos. A pie de puerta del Hostal, el servicio de conserjería no dejaba lugar a duda: «Sí, sí, el acto de don Armando es en la tercera planta, en el auditorio».
Cuando aún faltaban diez minutos para la hora oficial de la entrega, la una de la tarde, una treintena escasa de personas ya ocupan la sala, homenajeado incluido. Pasan los minutos y la mayor alegría de Blanco es la sonora presencia de una de sus nietas, con la que posa con la sonrisa más verdadera de una jornada que en nada se parece a la de su nombramiento como doctor honoris causa por una universidad de Nueva York, su toma de posesión como coronel de los Reales Tercios de España o su conversión en caballero de la Orden de Santiago.
Superados los treinta minutos de la hora prevista en las invitaciones, arranca el acto con la destacada participación de Gerardo Fernández Albor, ex presidente de la Xunta; Miguel Pampín, ex alcalde de Melide; y Manuel Taboada, regidor de O Pino. Y poco más hubo de personalidades del entorno propiamente dichas, a excepción de algunos de sus compañeros del grupo municipal del Partido Popular de Teo. Eso sí, el propio Armando Blanco se encargó de saludar a sus amigos por sus cargos de alcalde, todos de fuera de Galicia a excepción del de O Pino.
En su intervención, el recién condecorado tuvo palabras de agradecimiento y aludió insistentemente a las siglas del Partido Popular. Del cuello del regidor ya cuelga una dorada medalla en su habitual traje azul, muy alejado de los flamantes uniformes que posee gracias a una lista de más de medio centenar de cargos cuyos títulos cuelgan de las paredes de su conocido restaurante de Cacheiras.
Fue un breve y discreto discurso con un sentido final: «Obrigado, gracias, graciñas....». «Sabedes que tedes un amigo, de todo corazón».