J.J. Abrams: «Las pantallas están saturadas de superhéroes»

Angélica Martínez

SANTIAGO

El director de moda en Hollywood recupera una historia escrita en su infancia para «Super-8», película inspirada en «E.T.»

19 ago 2011 . Actualizado a las 17:45 h.

Super-8 es el tercer largometraje que dirige J.J. Abrams (Nueva York, 1966) tras los éxitos que consiguió con Star Trek y Misión imposible 3. Abrams, coautor de la serie de televisión Perdidos y creador de otra serie de moda como es Fringe, ha unido fuerzas en este filme nada menos que con su admirado Steven Spielberg, que es el productor de Super-8. A caballo entre la ciencia ficción y las historias de monstruos, la película muestra cierta nostalgia de los ochenta y evoca en muchos aspectos aquella mítica película E.T., cinta que, según él mismo reconoce, cinceló la sensibilidad de Abrams cuando era niño. En la película, que se estrena hoy, confluyen dos proyectos que se fundieron en uno. El primero era una historia realista acerca de un grupo de niños y cómo ven el mundo y a sí mismos a través del visor de su cámara de super-8. Abrams acudió a Spielberg con esa vaga idea y decidieron profundizar en ella. La segunda pata era el guion que Abrams envió al principio de su carrera a la Paramount. El hoy director de moda en Hollywood explica que Super-8 debe su título al artesanal formato cinematográfico de Eastman Kodak, todo un fenómeno entre los cineastas aficionados de finales de los años sesenta y una vía de iniciación para varias generaciones de directores en ciernes, entre ellos Spielberg y el propio Abrams.

-¿Cómo catalogaría usted su película?

-El público debe entender que pertenece al género de aventuras. Es graciosa, tierna, terrorífica y llega al corazón, como todas las películas de Steven Spielberg. Vivimos una época donde lo más importante en el cine es el product placement, la marca, y lo que realmente merece la pena de una película es la historia. Eso quiere ser Super-8, una gran historia. Se puede clasificar como una película de ciencia ficción, pero también como una historia de amor, una comedia o un espectáculo de efectos especiales. Es un poco de todo.

-Se centra en la relación de un padre y un hijo que perdieron a la esposa y madre. Spielberg recurrió en «E.T.» al divorcio como causa de la pérdida y usted recurre a una muerte. ¿Influyó mucho su productor en este filme?

-Es cierto que hay cierto paralelismo entre Super-8 y E.T. Se me ocurrió que, si la madre de la historia desaparece, el hijo no debería tener a la fuerza una gran relación con su padre. El tema me interesaba mucho. Me preguntaba qué ocurriría si uno de los padres desaparece y cómo pueden reconciliarse el hijo que ha perdido a su madre y el hombre que ha perdido a su mujer. Y ahí está ese padre que, debido a la mentalidad de la época, no sabe cómo ejercer realmente de padre. Es un buen hombre, muy trabajador, concejal de un ayuntamiento, pero no tiene idea de cómo tratar a su hijo. Yo no he perdido a ninguno de mis progenitores, pero creo que hemos conseguido desarrollar la vida emocional de los personajes centrales de la película.

-Consiguió contar con Steven Spielberg como productor de la película. ¿Aportó también algunas ideas?

-Desde luego. Su apoyo a este filme fue constante. De alguna manera puedo decir que Super-8 es una cinta de Steven Spielberg, porque tiene su firma, porque a mí me ha influido desde que me metí por primera vez en el cine a ver una película suya y porque me ha ayudado a desarrollar la historia. Es mi héroe desde la infancia. Contar con él ha sido una autentica bendición. Es un verdadero colaborador, un socio con ideas que conoce a la perfección lo que necesita una película.

-Películas como «Super-8» son una rareza. ¿Están los adolescentes de hoy preparados para este tipo de historias?

-Definitivamente. No tengo idea de por qué no se siguen haciendo. Las pantallas están saturadas de superhéroes. Prefiero no pensarlo. He contado la película como quería y siento que puede ser bien recibida. Los personajes son creíbles, la historia conmueve, divierte y asusta. Cuando termina te sientes como si hubieras subido a una montaña rusa y eso es lo más fascinante de ir a ver una película.

-¿Necesitó armarse de valor para poder rodar con tanto actor adolescente y novel?

-Sí. Reconozco que ese aspecto de la película me asustó mucho al principio. Son actores de procedencia muy distinta. Algunos no habían trabajado nunca en una película. Pero en dos días todos estábamos en la misma frecuencia. Fue mágico. Volvería a repetir con todos ellos.

-¿Le asusta no tener un actor sobre quien recaiga el peso de vender la película?

-Sí. Steven y yo somos los responsables de vender la cinta. No hay una cara, un cómic, ni un libro, ni una primera parte ni nada que nos sirva de excusa. Aun así, apuesto a que se convertirá en un éxito. La película es muy buena.

-¿La película es un homenaje a su infancia?

-En cierto modo lo es. Se puede palpar mi nostalgia por aquellos momentos que despertaron mi amor por contar historias. Me fascinaban las películas de Spielberg. Como él, siempre he buscado conectar emociones y situaciones.

-Logró reinventar la franquicia «Star Trek» y rodará la segunda parte. ¿Orgulloso?

-Claro. Lo que más me gusta del cine y de la televisión es que podemos llegar hasta donde queramos. No hay límites. Mis historias favoritas son aquellas en las que los personajes principales evolucionan en el mundo real para terminar en un mundo absolutamente fantástico. La narración es lo único que te mantiene con los pies sobre la tierra.

-¿Cómo se inspira J.J. Abrams?

-Me gusta leer libros, ver series de televisión, desarrollar ideas que dejé escritas durante mi infancia. Me dejo influir por todo lo que me rodea. Mi mente siempre está abierta al mundo, pero lo que realmente me mueve es el corazón. Cuando una historia tiene sensibilidad me conquista seguro.

-¿Cómo descubrió a Elle Fanning, hermana pequeña de Dakota, la actriz joven del momento?

-Pues fue en una audición, de una manera casual. Es una actriz sensacional. Tanto Steven como yo supimos nada más verla que iba a ser una estrella. Nació para ser actriz, impresionan su sofisticación y su inteligencia.