Moncho Fernández ya tiene a sus órdenes al trío de ases que forman la columna vertebral
31 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.A falta de Levon Kendall y Andrés Rodríguez, que se aprestan a iniciar el Preolímpico americano, Moncho Fernández ya tiene a todo el equipo a sus órdenes. Dentro de las limitaciones presupuestarias, es el que quería. Porque de todas las opciones que tenía sobre la mesa para cada puesto ha podido escoger la que más le convencía. Empezó con la continuidad de ocho de los once del pasado curso. Siguió con el fichaje de Mario Cabanas. Y terminó con el trío de ases que deben inyectar en el equipo ese salto de calidad para competir en la Liga Endesa.
El pasado día 22, cuando llegaron los primeros jugadores, coincidieron en la antesala de las oficinas del club Cabanas, Oriol Junyent y Tuky Bulfoni.
Nada más presentarse, Oriol le preguntó a Cabanas sobre sus habilidades con las cartas. Y a la vista de la respuesta del pívot coruñés, poco convencido de su control de los naipes, terció el capitán para decirle que no se preocupase, que enseguida se pondrá al nivel del grupo.
Después de las dos jornadas dedicadas a los reconocimientos médicos, llegó el turno del primer entrenamiento. Y Corbacho, en uno de sus primeros ensayos a canasta, desde el centro del campo, hizo diana.
Vienen a colación los dos episodios porque ejemplifican el punto de partida del proyecto obradoirista para la Liga Endesa.
El primer mandamiento que pusieron sobre la mesa el cuadro técnico y el encargado de gestionar las renovaciones y la incorporaciones, Chete Pazo, fue preservar el buen ambiente del grupo. Y para ello no dudaron en confiar en ocho de los jugadores que lograron el ascenso.
Podrían ser menos, y quizás hubiese bastado para garantizar la continuidad de la química en el grupo. Pero el cuerpo técnico está convencido de que Corbacho puede seguir anotando con la misma precisión; de que Bulfoni continuará siendo un referente en el perímetro; de que las prestaciones de Washington no van a ser inferiores a las de la LEB; y lo mismo sucede con Andrés Rodríguez y Kendall; y de que tanto Hopkins como Oriol tienen mucho que decir en la pintura, aparte de su ascendiente sobre el colectivo; y de que Nguema complementará la pareja de bases.
Para el trío de ases que conforman la columna vertebral del equipo, la de ayer fue la jornada de presentación de Ebi Ere, y la de la llegada de Milt Palacio y de Stephan Lasme.
Un «cuatro» atlético
Lasme se define como «un cuatro» al que le gusta jugar duro. Cubrirá el hueco que deja Ruffin, aunque no se ve tan fuerte como él. Espera compensarlo con su velocidad y su capacidad atlética y se declara dispuesto a aportar lo que el entrenador le pida. «Mucha gente dice que la ACB es la segunda mejor liga, tras la NBA, y quería probarlo». Así explicó el porqué de su apuesta por el Obra.
A Palacio, después de dos cortas etapas en Baskonia, le convenció estar ante «una oportunidad de volver a jugar en España. También es un desafío». No le asusta el reto de llevar el timón de un conjunto recién ascendido. Recuerda que En Grecia nadie apostaba por el Kabala, su anterior equipo, y que llegó al play off. Y, cuando se le pregunta si espera encontrarse con un entrenador más duro que Dusko Ivanovic, sonríe y apunta: «Imposible».