En apenas tres años la tasa de paro del municipio se ha duplicado
04 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La radiografía que periódicamente elabora el Instituto Galego de Estadística (IGE) sobre bienestar y condiciones de vida de las familias gallegas arroja datos cada vez más desalentadores. Las últimas estadísticas hechas públicas muestran que en el municipio de Santiago hay ya 5.508 hogares, es decir, un 15,19 % del total existente, que llegan con mucha dificultad a finales de cada mes. Una proporción que al comienzo de la crisis, hace ahora ya cinco años, era tres puntos más baja. A pesar de que el municipio compostelano constituye el área de Galicia con mayor peso del sector público sobre su población ocupada -que ha destruido hasta ahora empleo a un ritmo menor- el empobrecimiento y la pérdida de poder adquisitivo de las hogares es consecuencia directa del creciente nivel de paro.
Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, por ejemplo, evidencian que el Concello de Santiago tiene ya una tasa de paro del 20,4 %, el doble de la que había hace cuatro años. Los ingresos medios por hogar también presentan una tendencia decreciente desde que se inició la crisis. En el 2007 se situaban en los 2.528 euros netos mensuales -la cifra más alta de toda Galicia como consecuencia del alto peso del funcionariado- y el último dato actualizado por el IGE, relativo al ejercicio del 2011, lo deja en 2.378, es decir, un 6 % más bajo.
Las organizaciones sindicales recuerdan que a este progresivo deterioro del mercado laboral y del nivel de vida de las familias ha contribuido de manera notable las nuevas condiciones que impone la reforma laboral aprobada por el PP. A lo largo del pasado año 2012, se contabilizaron en el municipio compostelano 138 regulaciones de empleo, que llevaron a extinguir, suspender o reducir la jornada laboral de 1.550 trabajadores. Regulaciones que han afectado en Compostela y su entorno a empresas muy asentadas como Castrosúa, Finsa, Panrico, Santos, Daviña, Intelsis, Redesyl, Tórculo o Construcciones La Rosaleda, entre otras muchas.
Manuel Lago, economista de Comisiones Obreras, cree que «estamos ante una acelerada destrucción del tejido productivo que no tiene precedentes». El creciente nivel de paro y la pérdida de poder adquisitivo de las familias como consecuencia también de las congelaciones y reducciones salariales -como la supresión de la última extraordinaria de Navidad- han tenido un efecto devastador sobre el comercio local. El presidente de la federación gallega, José María Seijas, precisa que el 2012 será «recordado como año récord en cifras de cierre, que se saldó en la comunidad gallega con 4.000 establecimientos menos». La campaña de navidad, que va desde la última semana de diciembre a la primera de enero, justo cuando muchos establecimientos salvan el año y cuadran las cuentas, se cerró con un balance incluso algo peor del esperado.