
El reconocimiento público a los vecinos de Angrois por su entrega con las víctimas del accidente ferroviario del pasado 24 de julio abrió ayer el pleno de la corporación, que por unanimidad decidió concederles la medalla de oro de la ciudad. Y lo hizo sin más intervención que la del alcalde para anunciar una propuesta que ya se había decidido el mismo mes de julio en junta de portavoces por su «actuación solidaria», dijo Ángel Currás. El discurso oficial llegará con su entrega en una fecha que aún no se ha fijado pero que será en noviembre, según anunció el alcalde en varias ocasiones.
La unanimidad se mantuvo en la aprobación de dos cuestiones urbanísticas relativas a una modificación puntual del catálogo del Plan Xeral en el casco viejo y al estudio de detalle de dos parcelas en San Marcos, pero se rompió ante la aprobación de la modificación -«unha máis», criticó la oposición- de la ordenanza de publicidad para aumentar la cuantía de las sanciones por infracciones, con el fin de frenar la publicidad «ilegal», pegatinas y otros elementos que «dañan la imagen» de la ciudad, dijo María Pardo (PP).
Las discrepancias entre gobierno y oposición surgieron de nuevo ante sendas proposiciones del BNG para demandar que se permitan las conexiones a la red eléctrica municipal en los actos en la vía pública de entidades sin ánimo de lucro y para que se rectificase el plan de ajuste del Concello. En el primer caso, socialistas y nacionalistas coincidieron en criticar la «discrecionalidade e arbitrariedade» con que entienden que el PP está aplicando la ordenanza. En concreto, el BNG le preguntó por cuántos fallos judiciales necesitan, en alusión a los de los últimos meses, para cambiar de criterio.
Juan de la Fuente (PP) admitió que, a falta de una ordenanza fiscal aun por aprobar para fijar el precio de esos enganches, solo se están concediendo a entidades vecinales y culturales y acusó al BNG de «querer facer festas á conta do Concello», de que este le pague «as súas merendiñas». «Ofende quen pode, non quen quere, e vostede quere pero non pode», le replicó Cela antes de defender su propuesta para que se revise el plan de ajuste toda vez que, dice, se ha ahorrado por encima de lo que se preveía. El apoyo socialista no fue suficiente para que la propuesta prosperase. El PP la rechazó porque «con quien tenemos que negociar la flexibilización, no la revisión, que no se puede, es con los trabajadores», no con quienes «se creen sus adalides», dijo Cecilia Sierra.
Al inicio del pleno, una concentración de medio centenar de personas pidió ante Raxoi la disolución de la corporación.